Mes: diciembre 2017

Cecilia Videla: Resiliencia puntada a puntada

Posted on

De Cecilia Videla, “Chechu”, me inspira su resiliencia. Cuando conocí a Chechu hace unas pocas semanas, nunca pensé que esa clase de costura en la que me había anotado me pondría frente a frente a una mujer formidable.

Confieso que la primera clase me sentí intimidada, explicaba cómo hacer un patrón y lo hacía ver facilísimo. Cuando me tocó el turno de hacerlo, sentí su mirada atenta sobre el hombro y me puse nerviosa. Chechu es exigente y aunque fuéramos principiantes no nos dejaba pasar los errores. Luego de algunas clases no solamente me enseñó – junto a la maravillosa Lili – a usar la máquina de coser, sino que, además, me animó a seguir aprendiendo y me dio muy buenas lecciones de vida.

Cuando le pedí la entrevista yo tenía en mente hablar sobre su manera tan clara de enseñar, con consejos claves pero simples y dándonos ánimo a cada instante. Nunca imaginé que descubriría mucho, muchísimo más y que fuera tan generosa contando su experiencia y, sobre todo, abriendo su corazón. Luego de escucharla me di cuenta de que eso no era lo que más me inspiraba de ella.

Dicen que para conocer a alguien no hay nada mejor que revisar su historia; Chechu empieza a compartir conmigo, contigo, algo de lo que le ha tocado vivir. Me cuenta que es la segunda de cinco hermanos y que vivían todos con sus padres. Un día, porque siempre hay un día en cada historia, cuando ella tenía 16 años, su papá dijo que se iba a trabajar y desapareció. Por dos años no supieron nada de él, lo buscaron e intentaron de todo para descubrir qué había pasado, pero no tuvieron suerte. El golpe fue durísimo para toda la familia, la incertidumbre fue terrible y sumió a su mamá y a su hermano mayor en una depresión muy fuerte. Esa situación la llevó a dejar de estudiar para empezar a trabajar. Dejó el quinto año (finalmente lo terminó el año pasado, un tema pendiente y uno de sus más grandes placeres) y desde entonces no ha parado, dedicando más de 30 años a un oficio que aprendió cuando apenas tenía 12.

Chechu confiesa que no fue fácil, pero como siempre le había gustado la costura y desde chica había soñado con tener su propio taller, dar clases y diseñar, puso manos a la obra y se lanzó con todo a la tarea monumental que tenía por delante. La costura le pareció una buena manera de poder combinar el trabajo con otras actividades e incluso transitar la maternidad de la mano de una aguja. El tiempo le dio la razón, se casó a los 25 años y pudo cuidar y criar a sus hijas mientras trabajaba larguísimas horas. Se divorció hace 12 y la independencia que ganó trabajando desde tan joven se hizo notar en las épocas más duras.

“Si tengo que definirme, en una palabra, tal vez sería resiliencia. Es lo mío”. Reconoce que tiene muchos años de terapia. Inició a los 18 años, cuando producto de todo lo que había pasado con su familia se enfermó. En aquella época su enfermedad no era una cuestión muy común y se hablaba poco de ella, tanto, que apenas había nacido el primer centro especializado en ella: ALUBA, Asociación Lucha contra la Bulimia y la Anorexia. Chechu tenía bulimia y anorexia, con épocas que se iban alternando hasta que llegó a un punto tan malo que ella misma decidió pedir ayuda. Se fue directo a ALUBA y allí empezó una asombrosa recuperación, donde pudo darse cuenta de qué le gustaba, donde empezó aquella terapia que mantiene como ocasional herramienta para sobreponerse a las caídas que la vida guarda para uno.

A los 38 años Chechu se vio enfrentada a otra situación límite, sin avisar llegó el cáncer de útero. “La vida y mi cuerpo dijo basta, yo trabajaba muchísimo, 16 horas diarias por temor a perder algo de lo que había logrado y para poder mantener a mis hijas. Allí es donde entro a EL ARTE DE VIVIR, donde me enseñaron a respirar, a meditar y a hacer yoga, y me encanta, es como mi cable a tierra”. Mientras me cuenta del curso que va a hacer este fin de semana, “el curso del silencio”, donde espera reencontrarse consigo, el tono de su voz cambia y se nota el entusiasmo. “Siempre estoy buscando cosas que me hagan bien y lo más sano posible para mi y para mis hijas”.

Chechu me regala otro mensaje maravilloso: “Todo lo que pasó hizo que yo me volcara a mi trabajo con locura, me encanta, me encanta todo lo que tenga que ver con la costura, me gusta enseñar y tal vez mostrarles a las mujeres que se puede, que se puede aprender algo y se puede hasta trabajar de esto y mantener a sus hijos. Es algo que quiero transmitir desde siempre, y me pongo como ejemplo porque si yo pude y aun puedo, pueden todas. Lo mismo me pasa con el tema de correr, yo empecé a correr después de que me recuperé del cáncer, dije bueno, momento de una vida sana, dejé de fumar, dejé de trabajar 16 horas, hoy trabajo 8 horas… y empecé a correr, una cuadra sí, una cuadra no… jamás en mi vida me imaginé que iba a correr, hoy soy maratonista, corro 42 kilómetros, hice “el Cruce de los Andes” (100k), “el Rey de los Andes” (60k) y bueno, voy por más, ahora en mayo vuelvo a hacer “el Rey de los Andes” en las montañas y amo, amo eso. Me encanta correr, me encanta la montaña, me encanta mi trabajo, me encanta estar con mis hijas, tengo muchísimas amigas, y soy feliz y pasan cosas en mi vida. Pasan cosas dolorosas también pero bueno, siempre pienso que el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional, así que yo no me detengo, la vida para mi continúa” – se ríe y recuerda el “tip de Chechu”, haciendo referencia a algo que escribí hace unos días sobre uno de sus secretos: los 5cm sobre los que uno debe mantener la vista, la atención y cuidado mientras cose a máquina. Nada más importa, solamente ese fragmento de tela. “Siempre mirando el presente, el pasado ya pasó y de él solamente tengo que aprender, y del futuro… qué se yo, no sé qué va a venir, pero de lo que sí estoy segura es de que, si armo un buen presente, lo que va a venir seguramente va a estar bueno y si no, podés resolverlo. Eso es un poco lo que le transmito a mis hijas, lo que aprendí y sigo aprendiendo con todo esto, con el Arte de Vivir, con las alumnas.” Grande Chechu. El entusiasmo ha ido cargándose en la voz, los ojos le brillan, la sonrisa asoma. Sí pues, ahí hay amor puro. “Esto no se termina, yo quiero seguir aprendiendo hasta el último día de mi vida, así que vamos por mucho aprendizaje, y cuando digo vamos, sos vos, soy yo y todos los que quieran aprender.”

Hoy, Chechu encontró una buena pareja y cree que es porque la vida le ha enseñado a elegir mejor, y que primero es ella la que debe estar bien. Ella disfruta de la vida con él y con sus amores, los dos grandes motores de su vida, sus hijas Micaela y Paloma.

Ay Chechu, quién hubiera dicho que me ibas a enseñar tanto, y yo, pobre ilusa, pensando que de tus clases iba a salir solamente aprendiendo a usar la aguja y el pedal. Estoy segura de que seguirán saliendo nuevos proyectos y podrás lograr lo que te propongas siempre. Gracias por tu testimonio maravilloso.

Las tres infaltables:

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido?

No tuve un juguete preferido, no tuve muchos juguetes. Tal vez resulte raro pero lo que más recuerdo es las payanas (matatenas, jacks o yaxes). Me gustaba mucho porque me mantenía en contacto con todos los amigos, entonces la payana me trae ese recuerdo lindo, en todos los recreos en la escuela, a la tarde cuando estábamos en el barrio jugando con amigos siempre jugábamos campeonato de payana, con mis hermanos. Más que un juguete es eso.

¿Quién o qué te inspira?

En el tema de la costura me inspiró mi abuela. Mi abuela, una tana (italiana) que vino desde adolescente acá a la Argentina y que apenas llegó se puso a coser y ella construyó su casa cosiendo. Ella me enseñó y me encantaba lo que hacía mi abuela. Ella me inspiró.

¿Qué desearías inspirar en / a los demás?

Lo mismo que me transmitió mi abuela, que con esto se puede construir una vida linda, desde tener tu propia casa, auto, criar a tus hijos… te da independencia, libertad, es arte, porque coser es arte y te hace vivir el momento presente, porque tenés que estar todo el tiempo en el hoy pensando lo que tenés que hacer. La verdad es que la verdad es que yo tengo que decir que, a mí, mi trabajo me salvó. Entonces creo que eso es algo que es bueno mostrar, si yo lo hice, todos pueden hacerlo.

 

Si estás en Buenos Aires y te interesa aprender a coser con Chechu, visita Buenas Costuras y déjale un mensaje.