Mes: May 2019

María Florencia Rey: Tenacidad a toda prueba

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De María Florencia Rey me inspira su TENACIDAD para seguir andando, para evolucionar y crecer.

A Flor la conocí hace algunos años, aunque en ese momento no pudimos cruzar muchas palabras. Yo estaba de visita en Lima y la fortuna quiso reunir a un grupo de compañeros de aquel restaurante en Cusco donde conocí gente maravillosa. Ella, por entonces, salía con Juan, gran amigo, y con quien años después empezaría una hermosa familia.

Pasó el tiempo y nos reencontramos en Buenos Aires, las dos casadas, embarazadas y a punto de dar a luz. Nuestras panzas inmensas no nos impidieron disfrutar de deliciosos tragos ante la mirada horrorizada de los que no sabían que en esos vasos sobraba el sabor, pero faltaba el alcohol. Desde entonces, cada reencuentro está lleno de aromas y sabores inigualables, y es que, cuando conoces a gente tan apasionada por la buena mesa como Flor y Juan (próximo visitante de este blog), no hay pierde.

Desde que la conocí me impresionó su profesionalismo y esa voluntad de hierro para continuar creciendo como profesional y como persona. Luego de muchos intentos fallidos logramos concretar esta entrevista que hace tanto quería hacerle; ahora, te invito a conocerla.

María Florencia Rey nació en Lobos, Provincia de Buenos Aires, y transita los 38 años con la soltura de quien ha vivido muchas vidas. Hoy vive en Lima, Perú. Llegó el 11 de abril de 2011 pensando en una corta estancia y ya lleva 8 años viviendo allí.

Su amor por lo culinario nació desde muy pequeña, cuando a sus 4 años trataba de meterse a la cocina para ayudar a su mamá o a su abuela, siempre ansiosa por participar de ese ritual familiar, de esa magia que solamente nace en la cocina familiar. Para cuando cumplió los 9 años, pasaba su tiempo mirando programas de cocina y decoración de tortas, y se empeñaba en poner algo de eso en práctica cuando su mamá le daba permiso los fines de semana. Flor confiesa que el amor por los aromas siempre estuvo allí, como parte de ella. Le encantaba el olor de la comida en preparación, los perfumes de su mamá, oler los vasos y copas y, por supuesto, el café.

Cuando en el 2000 se fue a estudiar a Buenos Aires, se inscribió en la carrera de nutrición de la UBA (Universidad de Buenos Aires) pero, apenas un año después, la curiosidad y las ganas de querer estudiar cocina empezaron a llenarle la cabeza y el corazón. Por entonces, la gastronomía se estaba poniendo de moda, y, para los padres de la época, podía parecer una opción poco viable y pasajera. Sus papás y su abuela se preocuparon mucho ¿qué iba a hacer una chica trabajando en gastronomía? ¿dónde iba a terminar sin una carrera universitaria? ¿qué pasaría con ella? Pero ella no se rindió.

Mientras estudiaba cocina tuvo uno de esos profesores que marcan la vida. Se trataba de Maco Lucioni, reconocido sommelier y periodista gastronómico, quien le acercó sus primeras nociones acerca de vinos de una manera tan clara e interesante, que de inmediato vio en las bebidas un mundo nuevo por descubrir. Él la llevó a participar de una Feria del Canal El Gourmet y durante 3 días tuvo la fortuna de asistir a las charlas que dictaban dos grandes autores sobre los vinos argentinos: Elisabeth Checa y Gustavo Precedo. Mientras ella servía los vinos que la gente cataba en esas charlas, empezó a darse cuenta de que eso la apasionaba.

Luego de un tiempo trabajando en cocina tuvo un alejamiento de la gastronomía, pero eso no duró mucho: cuando hay algo que te llena el alma tienes que perseguirlo hasta donde te lleve, y ella lo sabía muy bien. Luego de 6 años decidió retomar sus estudios y en el 2008 empezó a estudiar para Sommelier en la Escuela Argentina de Sommeliers, de donde se graduó luego de dos años de intenso aprendizaje. Ella dice que allí comenzó la gran aventura y pasión por el mundo líquido: vinos, espirituosas, té, café, siempre acompañados de la buena comida.

En el 2009 empezó a trabajar en la apertura del primer restaurante del afamado Chef peruano Gastón Acurio en Buenos Aires, el popular Astrid & Gastón. Allí, a lo largo de 2 años descubrió la riqueza de la gastronomía peruana y sin pensarlo mucho, empezó su aventura en el Perú.

Su idea original era pasar un breve tiempo aprendiendo acerca de la gastronomía peruana y sobre piscos, pero la vida tenía otros planes para ella. Empezó a trabajar en Mayta con Jaime Pesaque; luego tuvo un corto paso por Lima 27. Durante esos primeros años iba a trabajar a Punta del Este en Uruguay, donde Jaime tenía un proyecto llamado Nuna, y donde ella se encargaba de hacer la carta de vinos y se desempeñaba como Sommelier. En el 2013 empezó a trabajar en Central, donde aprendió muchísimo gracias al Wine Director, Greg Smith, y a sus dos grandes compañeros y amigos, Joseph y José Miguel. A fines del 2014 se lanza al desafío que le planteaba Maido, su trabajo hasta el día de hoy, y donde ella misma gestiona la cava y el servicio en el restaurante, un reto diario que ha sabido sortear y que ha dado frutos.

Le pido que me cuenta una anécdota y ella, generosa, me cuenta que, una noche, allá por 2017, estaba en una celebración en Maido porque habían sido galardonados con el primer puesto en el ranking de Restaurantes de Latinoamérica de 50 Best San Pellegrino Restaurants. Charlaba con su jefe, “Micha” y Juan, su esposo, cuando de pronto, Juan le dice a Micha que Flor tenía muchas ganas de algún día poder hacer un stage o práctica de servicio en uno de los mejores restaurantes del mundo, el “Celler de Can Roca” en Girona, España. Para ella era un sueño inalcanzable, pues el año anterior había nacido Juan Ignacio, su adorado pequeñito, y las posibilidades parecían muy lejanas. Cuando llegó el fin de año, Maido celebraba un año de éxitos con el premio que anualmente otorga a algunos de sus colaboradores… ¡Sorpresa!, los elegidos habían sido Flor y Juan. Lo imposible se había hecho realidad, y en febrero del 2018 armaron maletas y junto al pequeño Juani partieron a Girona, a cumplir uno de los mayores sueños de su vida profesional. Allí pudo aprender con uno de los maestros, uno de los Sommeliers que más admira, el gran Josep Roca (Pitu), quien con su generosidad y la de su equipo, cumplió un imposible a aquella chica que de nena se escabullía a la cocina y olfateaba las copas de “los grandes”.

Flor es incansable pensadora, siempre tratando de innovar en el trabajo, aprendiendo sin parar, haciendo pruebas y catando, investigando tendencias de vinos y planteando alternativas. Su curiosidad innata es potenciada por un jefe creativo y que permite nuevos desafíos, y, a pesar del poco tiempo que le dejan el trabajo y la maternidad, aprovecha para leer sobre vinos y estar siempre un paso adelante.

Cuando Flor empieza a hablar de lo que le gusta, su energía es intensa, es apasionada y su entusiasmo es contagioso. Es muy exigente consigo misma y con su equipo de trabajo, pendiente de la perfección, atenta al error, intentando ver a los clientes felices, “porque nosotros vendemos experiencias sensoriales y de sabor, donde es una gran puesta en escena y la gente tiene que pasarlo increíble, debemos cumplir sus expectativas y eso es lo que intentamos transmitirle al equipo de trabajo de Maido. Lo hago mucho con mi equipo de trabajo, es lindo incentivarlos a que amen lo que hacen ya que le dedicamos casi 10 horas al día y el restaurante termina siendo tu familia también. Soy muy agradecida de hacer lo que me gusta y por eso siempre quiero intentar transmitir mi pasión y profesionalismo con lo que hago en Maido.”

Flor quisiera seguir viajando y aprendiendo, y tiene la fortuna de compartir esas ganas con Juan, con quien sigue buscando oportunidades para crecer y aprender. Para ella, el valor del conocimiento nuevo es incalculable, estudió Protocolo y Ceremonial en Buenos Aires, también sobre el té, acerca de cómo administrar la barra de un bar y mucho más. Todo va sumando a ese bagaje de conocimientos y experiencias que espera capitalizar cuando en algún momento puedan desarrollar en familia ese proyecto que los hace sonreír en secreto. Estoy segura de que van a lograrlo y será excepcional. Me animo a preguntarle por lo que viene y con absoluta seguridad responde: “Mis próximos proyectos siempre van a estar relacionados a la comida y el vino, y desarrollarlos con Juan, mi esposo quien también es un apasionado y gran Maitre, ambos en la sala creo que logramos hacer un buen trabajo. Así que veremos qué nos depara el destino si abrir algo acá en Lima o por qué no, regresar a Argentina y poder hacer algo en Mendoza, en la tierra del vino.”

Esta talentosa Sommelier se considera exigente, leal, fiel a sus convicciones, defensora de las personas a las que quiere, guerrera y algo renegona. El tiempo y la experiencia le han enseñado que no todos tienen los mismos tiempos, que los demás no siempre actúan o piensan como uno, y que, por ello, hay que ser más tolerante. “Me cuesta mucho a pesar del tiempo que llevo viviendo en Lima, que mucha gente acá en Perú no se anima a decirte las cosas en la cara, nosotros los argentos somos tan directos y muchas veces no tenemos filtro”, comenta entre risas.

Espero con ansias el próximo reencuentro, mientras tanto, me conformo con aplaudir a la distancia cada nueva meta cumplida, ¡vamos Flor, que hay que comerse el mundo!

Las tres infaltables:

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido?

Mi juego de cocinita con sus ollas y utensilios, siempre amé la cocina de peque y en mi niñez antes de los 5 años amaba jugar a cocinar con tierra, hojas de las plantas, flores y arena; uno de los lindos recuerdos de poder vivir en una casa con patio en Lobos.

¿Quién o qué te inspira?

Por un lado, a mi mamá y mi abuela, dos personas a quienes quiero y admiro por la personalidad tenaz y dura que han tenido, que me han enseñado a ser una mujer fuerte y a perseguir lo que quiero a pesar de lo que te cueste. En lo profesional admiro a dos personas que tengo como ejemplos a seguir: Paz Levinson y Josep “Pitu” Roca, dos grandes sommeliers y personas que ejercen la profesión con humildad.

¿Qué desearías inspirar en / a los demás?

El ser una persona de un gran carácter, que me ha servido para llegar hoy a donde estoy como profesional, el ser dura y estricta y mirar siempre para delante de una manera positiva e intentar verle el lado bueno a las cosas que te pasan, nunca permitirme caer, perseguir mis sueños a pesar de las dificultades que puedas tener en el camino.

Flor nos dice: «ESPERO A TODOS LOS QUE SE ANIMEN A VENIR A LIMA, A VISITAR MAIDO, DONDE TRABAJO COMO HEAD SOMMELIER Y QUE PUEDAN CONOCER Y DISFRUTAR DE LO QUE HAGO CON TANTA PASIÓN Y DEDICACIÓN»