Mes: febrero 2018

Andrea Martens: Camino a la felicidad

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De Andrea Martens me inspira su ENTUSIASMO y el CORAJE de animarse a hacer lo que ama a pesar de la incertidumbre.

Conocí a Andrea por una publicación de Arturo Bullard, fotógrafo y viajero peruano a quien sigo en redes hace ya un tiempo. Arturo presentaba a Andrea como la única peruana que había pasado la selección para CEO Cancún, un trabajo soñado en el que el ganador se convertiría en un promotor de experiencias en esa hermosa playa. Vi el video de Andrea entre los 50 que quedaron luego de los primeros 6 mil y de inmediato me llamó la atención su carisma y entusiasmo. Empecé a seguirla en redes y a intercambiar algunos mensajes, y la verdad es que me encantó poder conocerla un poco más.Cuando le pregunté si se animaba a una entrevista estaba en Vietnam con su hermana, que había ido a visitarla, y para cuando pudo responder ya había llegado a Australia. Y es que así es Andrea, una nómada, viajera incansable, coleccionista de experiencias y entusiasta al compartir lo que va aprendiendo.

Andrea trabajó por años en corporaciones importantes (IBM, Loreal, P&G) hasta que decidió que su felicidad estaba en otro lugar y decidió salir a buscarla con la mochila al hombro. Se fue a África con la idea de pasar dos meses sin saber que su nueva vida arrancaba con ese viaje. Pasaron ya más de dos años y, en su búsqueda de ser feliz y hacer lo que le llena el alma, ha pisado lugares que la gran mayoría de nosotros vemos solamente por la tele y en revistas de viaje: Indonesia, Nueva Zelanda, Australia, Tailandia, Myanmar, Vietnam… y la lista se incrementa de a pocos.

Muchos se preguntarán cómo puede costear este tipo de vida, y la verdad es que no es fácil, hay que ser ahorrador y disciplinado y animarse a trabajar de lo más inesperado. Ella ha tenido que hacer de todo, desde trabajar en una línea de producción acomodando ostras hasta lijar veleros, pasando por limpiar hostels o vendiendo en alguna tienda. Ha vivido en un auto y en un velero. ¡Caracho!, hay que tener coraje para lanzarse a la aventura y animarse a aceptar que lo que amas está fuera de cuatro paredes grises y un cheque a fin de mes.

Con este viaje busco encontrar mi propia felicidad. Soy mucho más feliz ahora que vivo viajando, descubriendo países y conociendo a gente inspiradora, de lo que era antes cuando priorizaba la seguridad y estabilidad económica, pero todavía me falta mucho. Me falta encontrar esa combinación perfecta, que mi hermana una vez me compartió, y es algo que los japoneses llaman Ikigai, donde se une lo que te apasiona hacer, lo que eres buena, lo que te genera un ingreso y lo que tiene un impacto positivo en el mundo” – me cuenta.

Mientras eso sucede, su meta es compartir con los demás lo que está viviendo, demostrando que se puede ser feliz de muchas maneras y que el éxito no depende de la cantidad de ceros en un cheque o íntegramente del desarrollo profesional. Como dice, siempre franca y directa: “Como muchas cosas, cuando haces algo diferente, tiene muchos momentos difíciles, retadores y solitarios, pero al final, vale la pena.”

Al preguntarle sobre cómo se animó a armar la mochila y cambiar de vida, me dice: Finalmente acepté que la vida que llevaba no me hacía feliz. A pesar de que tenía todo el checklist encaminado (Ingeniería Industrial, empresas multinacionales, marketing en los head quarters de Latino América) yo no estaba nada contenta, y lo peor era que no entendía por qué. El problema era, y casi que me da vergüenza decirlo, que a mis 25 añazos, no me había preguntado realmente, qué es lo que me hacía a MI, Andrea, feliz. Y fue ahí, en un día de lluvia en mi super oficina en Panamá, donde nació mi ahora adorada lista: ¡Las 5 cosas que más me gustan hacer en esta vida! Y son: Viajar, Hacer deportes de aventura, Nadar en el mar, Bailar y Conocer gente nueva. Me di cuenta inmediatamente que por los últimos 3 años solo había hecho 2 de 5, y no muy frecuentemente. Voilá! ¿Cómo iba a ser feliz si nunca hacía las cosas que me hacían feliz? Algo tenía que cambiar. Es interesante hacer esta lista, de vez en cuando les pregunto a mis amigos viajeros que la hagan y la mayoría, al igual que yo, se sorprenden al darse cuenta que nunca se lo habían preguntado antes. Las reacciones son siempre positivas, algunos gratamente sorprendidos, confirmando que están muy bien encaminados haciendo por lo menos 4 de 5 frecuentemente, y otros se quedan muy pensativos, dándose cuenta por qué quizás últimamente han tenido un sentimiento de insatisfacción. De vez en cuando reviso mi lista y si llevo un par de meses sin hacer la mayoría de los puntos, entonces sé que algo tiene que cambiar.”

La verdad es que leí esa lista en sus redes justo antes de que Andrea cumpliera los 30 años, y me movió tanto que escribí sobre ello aquí . ¿Tú te hiciste alguna vez esa pregunta?

Andrea tiene cientos de anécdotas de todo tipo, desde aquella en la que la hiena que casi se roba la comida en el Cráter Ngorongoro en Tanzania hasta despertarse a media noche con lo que pensaron era un perro y enterarse a la mañana siguiente que era un leopardo husmeando por el campamento asentado en una formación de granito de más de 700 millones de años en el desierto de Spitzkoppe, Namibia. Confiesa haber completado los deportes de aventura que quería hacer antes de cumplir 30 (paracaidismo en Namibia, bungee de 111 metros en Zambia y, el que hasta el día de hoy más la ha asustado, canotaje en el río Zambeze donde las cataratas Victoria crean la mayor cortina de agua en la tierra) y ha volado en globo aerostático sobre el Serengueti, con una vista privilegiada de miles de animales, incluyendo la migración de un millón de Ñus en Tanzania, “donde te quedas boquiabierta de ver miles de miles de animales libres, salvajes, tratando de sobrevivir en este mundo y confirmas que El Rey León realmente existe”.

Esta intrépida viajera ha caminado sola por el desierto en busca de cebras, pero en lugar de eso se encontró con una docena de Orix… “son una especie de antílope, pero con cuernos rectos y puntiagudos de 2 metros con los cuales no te quieres encontrar, por lo que tuve que retroceder haciendo el Moonwalk de Michael Jackson porque lo peor con estos animales es que piensen que estás corriendo de ellos, así que tienes que retirarte como dice la canción, des-pa-cito.” No sé ustedes, pero me acabo de imaginar la escena y no puedo evitar reírme, y es que así es como ella cuenta habitualmente sus aventuras, con un gran sentido del humor y haciéndote sentir que eres uno de sus amigos de toda la vida siguiéndole los pasos por el mundo.

Sus viajes la llevan a vivir de todo, situaciones fantásticas, tremendas, impredecibles… Como aquél viaja a Sudáfrica en el que vio pingüinos, tiburones, leones, chitas, jirafas, elefantes y tuvo su peor accidente automovilístico cuando el auto quedó destruido al chocar con un Kudu (uno de los antílopes más altos del mundo con cuernos de 3 giros en espiral de 2 metros de largo) que atravesó en la carretera. Se confiesa enamorada de los animales del Okavango Delta de Botswana, donde durmió muy cerca de una manada de elefantes. Recuerda haber conocido uno de los países más pobres del planeta, Malawi, y darse cuenta de la poca importancia de las cosas materiales y el valor inmenso de una sonrisa.

¿Cómo decides un nuevo destino? – le pregunto – y con su ya habitual sencillez, me responde: En mi mente habían estado por años 3 destinos que mi “antiguo yo” estaba guardando para “cuando me retire y pueda realmente viajar”, estos eran: África, Nueva Zelanda y Nepal. Por eso Nueva Zelanda me pareció como el mejor paso a seguir luego de 4 meses en África y Nepal estaba en mi lista para inmediatamente después, pero una de las cosas que he aprendido en este viaje es que es mejor planear menos y escuchar más las recomendaciones de los demás viajeros y tu propio instinto. Así es como mi lista de destinos sigue creciendo, y sigo pateando Nepal para después, (¿porque no se va a mover no?), mientras me salen otras oportunidades en el camino como esta última de vivir en un bote.”

“Ya no hago planes – me dice – y pocas veces estoy segura de lo que voy a hacer el siguiente mes, como ahora, que le dije a mi lindísima madre por enésima vez que iba a visitar a Lima, pero salió otra vez algo bien chévere en este lado el mundo y quizás me quede otro ratito por aquí.”

Llega el momento de hablar sobre las redes sociales y Andrea es clara, para ella son una bendición y una maldición en simultáneo. Los primeros 4 meses de su viaje los hizo sin celular para poder alejarse de todo, es más, durante el primer año no publicó nada. Recién durante su segundo año de viaje se animó a compartir con el ánimo de llegar a gente que de otra manera no podría. Lo que más le gustan son los videos, pues le parecen la forma más personal de compartir cualquier mensaje.

A lo largo de este tiempo ha aprendido de todo… Ahora puedo decir que sé cocinar algo, hace 6 meses no sabía ni cómo hacer un plato, hoy tengo 4 bajo mi manga y sigo aprendiendo, ¡aunque por alguna razón el arroz no me sale por nada!”

De la experiencia que empezó a hacerla conocida en redes, la de CEO Cancún, quedó encantada. Quedó absolutamente sorprendida de la reacción de los peruanos, de cómo cuando un grupo de gente se junta con un fin común puedo hacer grandes cosas y llegar muy lejos. Se anotó por un amigo que le pasó un mail, pero nunca imaginó la increíble respuesta que tendría. La exposición la reconectó con gente de su infancia, amigos en todas partes del mundo y con gente que, como yo, se había visto inspirada por su historia.

¿Cuál ha sido el lugar más impactante que visitaste hasta ahora?, le pregunto, y la imagino sonriendo y gritando cuando leo su respuesta… AFRICA AFRICA AFRICA. No sé si fue porque fue el primer destino a donde fui en este viaje, donde por fin me sentí libre y donde empezó esta loca aventura, o porque realmente confirmé que todos venimos de ese hermoso continente. No por nada mis hermanas me decían Mowgli de chiquita, ¡yo creo que me cae a pelo! En África me sentía una más con los animales, los veía y entendía más ese pensamiento que había estado rondando mi cabeza por años: “nosotros vinimos al mundo a ser libres y felices”. El más retador probablemente fue Nueva Zelanda porque me metí en el mundo de las caminatas y le di duro a mis piernas y especialmente mis pantorrillas que hasta el día de hoy me piden chepi. Comencé a hacer caminatas de 5 días, de 120kms, en cuestas empinadas, en climas congelados, cargando 10ks y con poca comida. Cada caminata fue un reto diferente y valen la pena porque las vistas que te ofrece este país son impresionantes y no hay otra forma de ver lo que yo he visto si no es caminando. Corrección, el más retador sin duda fue la navegada. Primero la navegada de Nueva Zelanda a Niue, mi primera vez en mar abierto, y fue por 2 semanas, en un clima terrible, con 3 señores que casi no conocía y lo único que hacíamos era comer, dormir y estar alertas 6 horas al día para no chocar con otros barcos. Y el segundo fue regresando de Vanuatu a Australia, se dañó el piloto automático y fueron 4 días exhaustivos de navegar manualmente un bote de 18metros entre 2 personas”.

El viaje de Andrea ha sido un continuo aprendizaje, sobre sí misma, sobre sus límites, sobre sus anhelos. En este tiempo ha aprendido a navegar; a hacer larguísimas caminatas cargando más peso del que se creyó capaz; a manejar por el lado opuesto del camino; a revisar un carro minuciosamente “cual mecánico antes de comprarlo”; aprendió muchísimo sobre animales en África y si pudiera, regresaría a vivir con ellos un tiempo. Hizo paracaidismo 2 veces, una sobre los desiertos de Namibia y el otro sobre las montañas de Nueva Zelanda; voló en globo aerostático sobre una manada de Ñus en África y sobre 4,000 templos en Bagan, Myanmar; hizo bungee sobre las cataratas Victoria en Zambia. Ha nadado con delfines, tiburoncitos y serpientes; ha tenido accidentes de auto y de moto; hizo un roadtrip de 2 meses sola y le fascinó. Aprendió a tocar un poco la guitarra, algo de holandés y se prepara para aprender Kite surf.

Me cuenta que con el idioma no hay problema, que todos hablan inglés, y las pocas veces que no, en Asia, por ejemplo, con “mímicas todos los caminos llevan a Roma”.

Empezamos a hablar de cuestiones cotidianas y sale el tema del baño… “el baño, en Africa, siguiendo el espíritu aventurero, muchas veces es ¡en la naturaleza nomás! En los demás países no hay problema siempre hay baños públicos o en los restaurantes. En el bote había adentro felizmente, pero en mi primer bote no había puertas, ¡así que ahora considero la privacidad un lujo!”

Su próximo destino soñado es Nepal, el único pendiente de sus originales 3, pero quién sabe si antes se le cruza alguna otra oportunidad de seguir viviendo la vida a pleno. Quiere darse una vuelta por Sudamérica y a su lista se van sumando Sri Lanka, India, Islandia, Israel, Uganda, Bhutan, Filipinas y más.

Le pregunto cómo se describiría, cómo cree que la describiría la gente, y me dice:

“Yo me describiría como libre, alegre e inconformista (si es que existe esa palabra). Desde hace años una de las palabras que mi hermana usa para referirse a mi es #NoShame, porque hago cualquier cosa que la haga reír sin importar quien me esté viendo y me encanta ser así! Ahora soy libre, no solo físicamente, que me puedo mover de país y viajar y hacer de todo, pero mentalmente, libre de tener que hacer lo que alguien dice, si no pienso realmente que es lo que yo quiero hacer, qué es lo que me va a hacer feliz y a dónde voy a llegar con eso. Ya no tengo la presión de tener que tener una carrera para hacer millones y poder retirarme a los 60 para viajar, ¡porque ya lo estoy haciendo! Así que, si a los 60 tengo que quedarme trabajando, no la voy a pasar tan mal recordando que a los 30 hice lo que estoy haciendo. Mega inconformista, porque siempre quiero más, si antes era más plata o subir en el trabajo, ahora es más conocer, más disfrutar, más aventuras, más retos. Cuando viajo con alguien, siento que hago “trampa” por no estar haciéndolo sola, cuando estoy como ahora con un solaso de playa y yo sentada en la computadora pienso “como no estoy disfrutando en la playa”, cuando estoy viajando pienso “como extraño a mi gordabella” (perrito), y así es difícil ser realmente feliz, así que trato de entrenar mi mente, porque por lo menos voy en el 1er paso, la aceptación, sé que todo está en la mente y una vez que pueda controlar eso, estaré encaminada a ser más feliz. La gente me describiría, creo que en este momento, como un poco loca. La gente en Lima no está acostumbrada a este estilo de vida que estoy llevando y muchos me preguntan, ¿y después qué? Y cuando respondo, cuando venga llegue ese momento veremos, creen que estoy aún más loca. Otros piensan que es valiente, salir de los convencional y explorar otras alternativas. En general creo que me describirían como positiva y alegre, al fin y al cabo, lo que busco es estar feliz y la gente lo nota. También me describirían como ahorradora/roña, con poca paciencia y despeinada ;)”

Para Andrea, la mejor parte de viajar es la gente que conoces. Para ella, es la gente la que hace el viaje. Mucha gente a cruzado su camino y de cada una ha aprendido algo y la han transformado en quien es hoy, gente distinta y generosa con su conocimiento y su tiempo. Su consejo: “deja de mezclarte con gente igual a ti y atrévete a compartir con gente totalmente diferente.” Una de las cosas que más le gusta de las conversaciones con otros viajeros es la honestidad, y es que a veces conversar con un extraño nos hace más fácil desnudar el alma y hablar sin reparos a pesar del pasado

Me pregunto qué estará haciendo ahora, seguramente estará navegando o corriendo por la orilla de una soleada playa australiana, quién sabe y pronto la vida nos cruza en algún lugar del planeta. Espero para entonces haberme formado el hábito de hacer aquella lista y preguntarme siempre… ¿y, a ti, qué te hace feliz?

Las tres infaltables:

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido?

Ligas – siempre he sido activa y cualquier cosa que implique saltar, volar, sudar y caerte, me encanta. Jugaría ligas ahorita si tuviera.

¿Quién o qué te inspira?

Personas que realmente han encontrado su propia felicidad o que están en búsqueda de. Porque de eso es lo que se trata la vida al final ¿no? No de coleccionar cosas, ropa, plata, currículum, MBAs, nadie sabe si te mueres mañana o si vas a poder hacer ese viaje a África con el que tanto sueñas para cuando tengas 60. Hay que hacer lo que realmente nos hace feliz, como dice Warren buffet en esta frase que yo tenía en mi cuarto pegada sobre mi televisor, por 5 meses antes de renunciar: There comes a time when you ought to start doing what you want. Take a job that you love. You will jump out of bed in the morning. I think you are out of your mind if you keep taking jobs that you don’t like because you think it will look good on your resume. Isn’t that a little like saving up sex for your old age?”

¿Qué desearías inspirar en / a los demás?

  1. ¡Contagiar sonrisas! Me han dicho que mi sonrisa es contagiosa, y entonces ¿por qué no tratar de hacer sonreír a más personas? Hago cosas chiquitas desde sonreírle a extraños cuando estoy corriendo en las mañanas, y acariciar a cada perrito que se me cruza, hasta hacer videos donde transmito alegría y risas ¡así sea burlándome de mí misma!
  2. Buscar lo que realmente te hace feliz. Quiero motivar a la gente a que por lo menos empecemos con la pregunta más básica, ¿qué nos hace feliz?
  3. ¡Viajar! Y viajar a sitios distintos, con gente totalmente diferente, con culturas antiguas, con comida exótica o animales impresionantes. ¡Algo nuevo! No le veo tanto sentido ir cada julio a USA o diciembre a Europa. ¿Ya no hemos visto eso una y mil veces? ¿Qué tanta alegría te da comprar más cosas en Miami? Hay tanto que explorar en este mundo que me cuesta entender, si alguien tiene los medios para viajar, ¿por qué no conocer algo nuevo? Garantizo que cada vez que conoces algo nuevo, país-cultura-persona, creces como persona.

 

Si quieres saber más de Andrea Martens, puedes seguir su web Mowgli Travels, su página de Facebook, cuenta de Instagram o su canal de Youtube.