Mes: octubre 2017

Carmen Gómez Coello: Solidaridad todo terreno

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De Carmen Gómez Coello me inspira su inmensa capacidad para solidarizarse con los que más lo necesitan sin importar los obstáculos del camino.

Mi primer contacto con ella fue hace varios años cuando preparaba una nota para una revista, era sobre el Dakar, que por primera vez pasaba por el Perú. A pesar de que era compañera de trabajo de mi hermana, nunca habíamos cruzado camino. Hace poco nos volvimos a cruzar gracias a un evento de ayuda solidaria que ella organizaba. A pesar de la distancia empezamos a comunicarnos con mucha frecuencia y pude llegar a conocerla más.

De inmediato me llamó la atención la pasión con la que se había lanzado a la tarea de ayudar a un pequeño niño cusqueño, Roger,  que necesitaba muchas cirugías (para reducir las secuelas que un terrible accidente casero le había dejado algunos años antes) y no contaba con recursos. Francamente, quedé tan impresionada por su nivel de compromiso y desinterés personal que de inmediato empecé a pedirle que me dejara entrevistarla. No quiso. Se lo pedí tantas veces y de tantas maneras que creo que la gané por cansancio; y es que Carmen no ve lo que hace como algo fuera de lo común y sé que no ha sido fácil abrir su corazón y compartir lo que hoy por hoy se ha convertido en su vida cotidiana. Agradezco infinitamente su confianza y que me dejara escribir estas líneas.

Carmen es una profesional del Turismo con Maestría en Dirección de Negocios Turísticos y Hoteleros, tiene 30 años en el sector y trabaja de manera independiente como consultora. Su pasión es viajar por el Perú en su 4×4 como voluntaria y “adoptar” comunidades para capacitarlos y ayudarlos a mejorar su calidad de vida de la mano del viajero que visita su región. Estudió teatro y danza, le encanta dibujar y pintar y es una madre extraordinaria. Gracias a su larga trayectoria en turismo, tuvo la oportunidad de ver los inicios de Chinchero y otros atractivos turísticos como productos que hoy están plenamente desarrollados. En ese momento pensó que el modelo tendría que replicarse una y otra vez en otros lugares para el beneficio de las poblaciones locales. Con esa idea empezó su búsqueda hace 19 años, en una camioneta Samurai Suzuki llegaba a lugares de difícil acceso para ayudar comunidades y llevar grupos de visitantes. Al llegar a cada sitio por primera vez y reunir a sus pobladores, iba viendo cómo se llenaban de ilusión y esperanza, las ganas y entusiasmo de toda esa gente es lo que la empujó a hacer promesas y a comprometerse, “adoptando” una comunidad tras otra.

Su historia de lucha por la vida empieza desde el vientre de su mamá, que viajó con fe desde Abancay a Lima para salvarla, pues se veían venir serias complicaciones de parto. Por el trabajo de su papá vivió muchos años en provincias, conociendo la realidad fuera de la burbuja de capital y seguramente sembrando en ella esas ganas de dar hasta lo que le falta con tal de que el otro tenga algo.

Me comparte una historia que su papá contaba a quien quisiera escucharla y que a ella le molestaba, hasta ahora, que va comprendiendo que esa nena de 4 años – ella – casi no ha cambiado: Una noche, cerca del Congreso de la República en Lima, por la Av. Abancay, en un semáforo en rojo se bajó para darle su manzana a un mendigo. Su papá decía que siguió su camino sin mirar atrás, sin saber si ellos la seguían o no. Y es que así es Carmen, donde pone el ojo pone la bala y no mira atrás. Con la bendición de haber crecido en una familia unida y generosa no es raro entender ahora muchas de sus decisiones. Sus abuelos le enseñaron a ayudar al prójimo y su paso por un colegio religioso grabó a fuego las palabras de San Francisco de Asís en su corazón: «recuerda que cuando abandones esta tierra, no podrás llevarte contigo nada de lo que has recibido, sólo lo que has dado».

A Carmen la motiva la necesidad ajena, le pican los pies y las manos para ayudar al otro y como mucha gente solidaria que conozco, tiene solamente lo justo para ella y el resto lo comparte.

Carmen en el pabellón de quemados con un amigo de Roger en su primera selfie 🤗

Le pido que me cuente una anécdota y recuerda con indignación cuando llevó ayuda a los damnificados luego del terremoto de Pisco. Ella logró hacer 5 viajes de ida y vuelta en su camioneta llevando ayuda, y veía cómo en el estadio se podría la comida y los sinvergüenzas se robaban los productos que salían cargados en camionetas y camiones, aprovechándose de la buena voluntad de quienes habían donado. La injusticia y la desigualdad no hacen más que darle ganas de seguir ayudando.

A Carmen le brillan los ojos y empieza a hablar con más y más entusiasmo cuando logra armar proyectos que unan sus pasiones: turismo, folklore, teatro, danza, viaje 4×4 y ayuda solidaria. Y la verdad es que es un combo delicioso.

Pero ella sabe que no todo puede maravilloso. Hace 4 años en Paucarccoto conoció a Yeber, un pequeño de 11 años que sufría una terrible infección a la piel. Lo miró a los ojos y le prometió que se curaría. De vuelta a Lima empezó a buscar ayuda – jamás es fácil – y un problema de salud hizo que su búsqueda se retrasara. Cuando por fin pudo juntar el dinero que necesitaba (casi todo lo financia con su propio bolsillo… es un bolsillo mágico) viajó a Cusco y se enteró de que Yeber había muerto dos días antes… ¡Dios mío, qué dolor!, la noticia la dejó devastada y con una profunda tristeza. Como muchas veces los golpes no vienen solos, al poco tiempo se enteró de que un accidente de bus con miembros de sus dos comunidades había cobrado la vida de Luisa, su buena amiga y vice presidenta de la comunidad, y con quien coordinaba las capacitaciones como voluntaria para turismo vivencial. El mal estado de las carreteras producto del tráfico de vehículos de minería ilegal y el abandono de los poderosos le habían arrebatado a alguien más. Dos terribles noticias, dos golpes fuertísimos que en lugar de hundirla la empujaron a seguir. Recordar estos episodios la pone mal, me pide un momento y se enjuga los ojos cargados de lágrimas (intuyo que de una mezcla amarga de dolor y rabia). Vuelve diciendo “¿cómo no los voy a ayudar?” Y entonces me cuenta de Roger y su familia.

Carmen Gomez Coello
Carmen en primer evento solidario para Roger, sentados, Roger y su papá Juan

Roger, ese pequeño de la misma comunidad de Yeber, a quien ha prometido ayudar a estar mejor. Hace ya 3 meses que llevó a Roger a Lima y a puro pulmón ha conseguido las primeras cirugías que mejorarán su futuro. “Cuando conocí a Roger yo estaba repartiendo regalos a los niños. Había juntado muchas cositas y veo un niño que no se dejaba ver el rostro y que se movía por todos lados con un polo amarillo. No pedía juguete, no se acercaba, me miraba de reojo. Terminé de repartir, pero me quedé con un carrito y se dio cuenta que lo seguía y se escapó. Yo corrí hasta dónde él, se refugió en una colina detrás de un arbolito. Le dije ‘soy Carmen’ y me miró, pude ver que se escondía porqué él no quería asustarme. Tenía el rostro quemado y su carita me contaba que había sufrido muchos años de esas miradas de espanto, de susto, de lástima. Roger corría para que yo no lo vea. Le di el carrito. No pronunció una palabra, solamente escuchó mi promesa: Te ayudaremos pequeño, ¡pronto estarás mejor! Regresé a Lima y me demoré meses en conseguir ayuda.» Aunque sigue luchando por conseguir fondos para la próxima cirugía, ella no se amilana.

Le pregunto si no le da miedo cargarse esas responsabilidades, tomar esos compromisos y prometer ayuda que de principio no sabe si conseguirá. Con una sonrisa calma me dice que eso le preguntan a cada rato: “Todos me preguntan lo mismo. Muchos pueden pensar ¡qué arriesgada! asumir una responsabilidad así sin tener una Asociación, sin ONG, sin un trabajo fijo, sin grandes cuentas bancarias.  Soy de clase media baja, vivo en un mini depa, soy madre soltera, mi único capricho es mi camioneta, que además es mi compañera de aventuras y herramienta de trabajo”. Me recuerda que el miedo paraliza y que ella desde que conoció a Roger y le prometió mirándolo a los ojos lo mismo que le había prometido a Yeber, no puede darse el lujo de quedarse quieta. “No puedo tener miedo,me diceellos no lo tienen”.

Carmen me cuenta que más que miedo, ella siente tristeza. La pone triste lo difícil que es conseguir ayuda, depender de los corazones de sus amigos y familia y comprobar que hay gente que ofrece ayuda en público pero en privado simplemente se olvida. Me imagino su frustración e impotencia al pasar meses de meses chateando por whatsapp con médicos especialistas, cirujanos que contestaban con un “llámame más tarde” y simplemente desaparecían. “La gente no dice no, no puedo ayudar; te hacen perder el tiempo, te quitan energías, te mecen”. Me cuenta de artistas, de profesionales y de empresas que son incapaces de ayudar si no hay algo a cambio; de 3 canales de televisión que la buscaron, pero desaparecieron cuando no aceptó exponer a Roger al melodrama insensible y a sus padres al dolor de preguntas desatinadas; de los 5 cirujanos plásticos que la buscaron y desaparecieron cuando descubrieron que no habría cámaras ni publicidad; de un candidato a la alcaldía de Lima que la buscó y luego desapareció por el mismo motivo.

Cada vez me asombra más la fuerza y la voluntad de hierro de esta mujer que no busca soluciones a cualquier costo, sino que protege la integridad y dignidad de las personas, que no permite el merodeo de buitres y oportunistas, aunque eso le cueste demorar la ayuda tan necesaria. Después de todo, ella busca mejorar la calidad de vida y no armar un circo de las circunstancias desafortunadas de los demás. Caramba, voy entendiendo mejor por qué no quería que la entreviste y la admiro un poco más a cada instante.

Me emociona saber que tiene gente buena para acompañarla, aunque tantas veces se haya sentido sola remando contra la corriente. Su papá jubilado la ayuda con lo que puede, sus amigas recargan el celular de Roger para que pueda hablar con su mamá, que quedó allá en los Andes a cargo de sus hermanitos, los amigos compran sus cintas pro fondos para las artesanas de la comunidad y para Roger. ¡Qué difícil es ayudar así! Ayuda por goteo se llama eso, tristísimo cuando lo que se necesita es una ola inmensa. Pero ella no baja la cabeza, luego de los momentos tristes o angustiantes, se apoya en los amigos que le sirven de impulso, se sube las mangas y vuelve renovada al ruedo.

Cuando salgo todos los días del hospital, en estos más de 90 días, miro al cielo y le digo gracias, hoy Roger está mejor”. Ufff… me quito el sombrero (y la bufanda, y los guantes), ¡la pucha! Esta mujer tiene el corazón en el lugar correcto.

Me va quedando claro que sus ganas de ayudar nacen de muy pequeña y seguramente del ejemplo de su familia y gente cercana (los describe con corazones con piernas)… Si de pequeña compartía sus loncheras y repartía borradores entre sus compañeritas de clase porque ellas no tenían, ¿cómo puede parecerle raro a cualquiera lo que hace hoy? ¿cómo podría parecerle raro a ella misma? Misterio resuelto: Está en su naturaleza.

¿Por qué ayudo? Justo porque estoy cerca de ángeles como Roger, a personas maravillosas como su papá Juan. No puedo ser indiferente. A Roger le dijeron que tenía que vivir así cómo lo encontré hasta los 15 años, con una retracción que le impedía comer, desnutrido, sin poder cerrar la boca, con la ropa empapada porque no dejaba de caer la saliva como un caño abierto. Ayudo porque tenemos que ayudarnos, darnos la mano, tenemos que ser solidarios siempre, todos los días, no solamente para fechas especiales o colectas nacionales. Para los que están como yo, ayudando sin recursos de sol a sol, sin ONG, sin Asociación, sin Fundación, sin nada; es difícil, claro que lo es: No tires la toalla, sigue para adelante. Roger después de 5 años puede comer bien, algo que tú y yo hacemos normalmente él no podía. Ahora lo hace. Le faltan más operaciones, su brazo que está comprometido y adherido al tórax, con nuestra ayuda pronto lo tendrá listo para abrazar a sus padres, a sus hermanos y a su chavito, su ovejita.»

Conversamos acerca de lo difícil que se le hace a muchos que quieren ayudar confiar en alguna persona, una causa, una organización; entonces me dice “si vas al mercado a comprar una bolsita de lentejas, compra dos, una para ti y otra la compartes; no esperes a diciembre a hacer algo en la chocolatada de Navidad. Compra solamente lo que necesitas y así te quedará más para compartir; enseña a tus hijos a ser solidarios, pero con tu ejemplo. Compartir es una palabra que me gusta mucho.” Me parece que acaba de describir su filosofía de vida en un párrafo ¿no les parece?

Hoy Carmen sigue creando e impulsando proyectos que unan sus pasiones, todo lo que ha aprendido a lo largo de su vida, y, por supuesto, cumpliendo con esfuerzo e inmenso cariño las promesas que va haciendo en el camino.

Las tres infaltables:

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido en la infancia?

Mi juguete preferido de niña fue Bambi y mi chachicar verde. Me dio pena que Bambi se quedara sin mamá así que yo lo cuidaba de niña.

¿Quién o qué te inspira?

Ahora me inspiran todos los guerreros y valientes que veo día a día en pabellones de quemados. Me inspira la valentía de estos niños y la amistad que nace entre ellos. Me inspira el amor que recibo y cuando me preguntan al despedirme “Carmen, ¿vienes mañana?”

¿Qué desearías inspirar en / a los demás?

Esta pregunta es difícil porque sabes que no quería esta entrevista, nunca en mi vida me han entrevistado y menos de las cosas que he venido haciendo toda la vida. ¿Qué podría inspirar yo? Recomiendo a los que tienen algo de tiempo que se den una vuelta por un asilo, un hospital, que se acerquen a un mendigo, ayuden a cruzar a un anciano; que caminen sin chatear en su celular y miren al que necesita y está a su lado.

Si quieres saber más de la historia de Roger, lee aquí su historia. Si te interesa ayudar a Carmen a lograr la pronta recuperación de este pequeño y su regreso a casa, participa del evento solidario que está organizando en Lima el próximo 05 de noviembre en la Peña de Carajo, de 12 a 8pm, donación S/. 40.00 por persona (incluye delicioso menú criollo y show de artistas invitados) Mira los detalles del evento en este link.