Mes: junio 2015

Juliana Silva: La vida es un viaje

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Padang Padang - Bali - Indonesia
Padang Padang – Bali – Indonesia

De Juliana Silva me inspiran sus ganas contagiosas de conocer el mundo, siempre con una sonrisa.

A Juju, como la llaman sus amigos desde niña, la conocí por casualidad ¿o causalidad?. Yo trabajaba por entonces redactando artículos para una revista de Singapur que se interesaba en América Latina y Brasil, y me pidieron entrevistar a una chica brasilera que vivía en Singapur y tenía un blog que empezaba a hacerse muy conocido. Cuando la contacté acordamos una entrevista por skype. Era mi primera entrevista de este tipo con alguien totalmente desconocido y estaba muy nerviosa, pero Juju fue tan divertida y sincera que el tiempo pasó volando entre risas y esa mezcla tan particular de español, portugués e inglés que hasta ahora nos acompaña cuando cruzamos e-mails o mensajes.

Desde muy pequeñita, el sueño de Juju era viajar por el mundo, ¡y vaya si lo va cumpliendo!… Primero tuvo la oportunidad de visitar y vivir en diferentes ciudades en Brasil. Trabajó en hostels iniciando sus veintes y luego de algunos años decidió que era tiempo para su primera experiencia cruzando el océano. Como tenía un buen nivel de inglés para entonces, decidió iniciar su aventura por los Estados Unidos; aplicó a un programa de intercambio como Au Pair pero desafortunadamente su solicitud de visa fue negada y así llegó su primera gran frustración. Pasó algunos meses sintiéndose muy triste y tratando de decidir qué hacer con su vida; y así empezó a trabajar nuevamente y a estudiar graduándose en Logística.

Luego de trabajar por poco más de tres años en una empresa la despidieron y se dio cuenta de que fue lo mejor que le pudo pasar en ese momento. Era tiempo de volver al sueño de viajar lejos y cruzar los mares por primera vez. Su gran aventura comenzó al anotarse para trabajar como mesera en un crucero que viajaba alrededor del Mediterráneo, en Europa. Ella dice que esa fue la mejor y la peor de sus experiencias, pues aunque el trabajo podía ser duro y extenuante, los 7 meses que pasó trabajando allí le permitieron conocer gente de todas partes del mundo y visitar lugares que sólo había visto en libros o películas. Nunca olvidará su primera vez en la Fontana di Trevi en Roma, un sueño hecho realidad.

Al finalizar su contrato volvió a Brasil con ganas de más. No podía quedarse quieta, así que aplicó a un trabajo en Singapur y 2 semanas más tarde se estaba mudando al Sudeste de Asia para trabajar en un call center. Vivió en Singapur por 2 años y 7 meses, y aprendió a amar ese lado del mundo. Allí tuvo algunas de las experiencias que considera las mejores de su vida, conoció amigos que serán eternos y visitó muchísimos lugares, aprendiendo sobre diferentes culturas y viviendo plenamente cada día. Hoy está se vuelta en Curitiba, Brasil, trabajando en turismo, bloggeando y viajando mucho.

Hasta ahora ha podido visitar ciudades en Brasil, Argentina, Paraguay, España, Francia, Mónaco, Italia, Túnez, Singapur, Filipinas, Malasia, Indonesia, Tailandia, Camboya, Hong Kong, Japón, Vietnam y contando…

Atardecer en el mirador Koh Phi Phi - Tailandia
Atardecer en el mirador Koh Phi Phi – Tailandia

A pesar de ser una viajera empedernida y haber vivido mil y una aventuras, Juju confiesa tener pánico a las alturas, al agua y a los animales. Recuerda con lágrimas en los ojos cuando decidió trabajar en el crucero y tuvo que hacer un curso de salvataje en el que la prueba era saltar a una piscina desde un trampolín de tres metros. Casi se dio por vencida pero la charla con el Comandante de la nave  y sus ganas de conocer el mundo la impulsaron: fue la primera en saltar y a pesar de los nervios de aquel momento está feliz y agradecida de haberlo logrado. Aunque la veamos en hermosas fotos en canoas o playas exóticas, no nos engañemos… ¡Juju no sabe nadar! Sus ganas son más fuertes que sus miedos y se lanza de cabeza a probar nuevas experiencias.

Juju tiene muchas anécdotas de viaje, algunas las comparte en su blog Juju no Mundo, una invitación a disfrutar de los lugares que visita.

Le pido que me cuente una de esas anécdotas y recuerda que en Asia llamaba mucho la atención (es una chica muy alta, de cabello y ojos claros) en algunos países. En cierta ocasión, cuando viajaba por Bandung al oeste de Java en Indonesia con sus amigas Anna y Regina quiso sacarse unas fotos en la visita que hicieron al volcán. Mientras se preparaban para eso, alguna gente local le pidió tomarse una foto con ella. Al rato ¡mucha gente corría para tener fotos con ella! Entre risas recuerda haberse sentido como una gran celebridad pues esta clase de situaciones le pasaban con cierta regularidad. Recuerda algo avergonzada que para llegar a playas paradisíacas tuvo que subirse a botes, lanchas y canoas, lo que fue una experiencia terriblemente angustiante para ella y seguramente espantosa para los que viajaban con ella por sus gritos de terror. Me cuenta que la peor de todas fue llegar a Rawa, en Malasia, donde Naissa, la amiga que la acompañó en una lancha para cruzar del continente hasta la isla tuvo que soportar 45 minutos de gritos de pánico… En Hong Kong pasó un día entero en Disneyland con cuatro amigos y se subió por primera vez a una montaña rusa. Fue muy vergonzoso para ella ver a todos los niños riendo y divirtiéndose y ella en pánico, con los ojos cerrados y gritando a todo pulmón como si la estuvieran asesinando… Pero así es Juju, no la paran ni sus peores temores, luego del espanto se calza la sonrisa y sigue. Me encanta.

Cuando vivía en Singapur decidió empezar un blog donde compartía sus experiencias como brasilera viviendo en Asia. Al comienzo la idea era sólo mostrarle a amigos y familiares cómo era todo pero luego de algunos meses empezó a recibir muchos e-mails y mensajes de brasileros que habían encontrado el blog en google y querían más información acerca de la vida en Singapur o algunos tips de dónde viajar alrededor de Asia. Se volvió bastante popular en Singapur, ayudando a otros brasileros y extranjeros, sirviendo de guía y mostrando la ciudad a mucha gente, siempre compartiendo la cultura brasilera. El blog le sirvió como trampolín y se convirtió en columnista de otro blog dedicado a brasileros llamado Brasileiras Pelo Mundo (Brasileras alrededor del Mundo), donde solía compartir mucha información acerca de la vida en Singapur, aunque hoy escribe acerca de diferentes experiencias alrededor del mundo.

Juju no es ajena a la atención de algunos medios; participó en un show de tv brasilero que se grabó en Singapur llamado O Mundo Segundo os Brasileiros, y dio algunas entrevistas a diarios, revistas y tv de Singapur. Así y con todo, Juju se mantiene fresca y con los pies en la tierra, buscando cada oportunidad que pueda para viajar y seguir conociendo el mundo. Cuando se mudó de vuelta al Brasil en agosto de 2014, decidió mantener el blog y convertirlo en algo más profesional, con un lenguaje más serio y más información. El blog crece más día a día, dándole la oportunidad de vivir nuevas experiencias y conocer gente interesante, aprendiendo muchísimo de todo y de todos. Cree que escribir y compartir experiencias de viaje es una gran parte de su vida y le encanta, pues la hace inmensamente feliz. Cada vez que recibe un mensaje diciendo que alguien se siente más cerca de esos lugares leyendo sus artículos o mirando sus fotos de viaje se siente espectacular.

Cuando le digo que su sonrisa en cada foto de viaje es contagiosa se pone contenta y me cuenta que su pasión por viajar le dio la pasión por escribir. Aunque le encanta sacar fotos no es una gran fanática de las cámaras profesionales y prefiere las pequeñas cámaras que puede tener con ella todo el tiempo, pues nunca se sabe cuándo es momento para una buena foto. Con cada experiencia su deseo de viajar a crecido enormemente y en su casa conserva muchísimos souvenirs, fotos, postales, imanes, llaveros y libros de todas partes. Siempre está soñando acerca de dónde será su siguiente aventura.

Entre sus proyectos próximos están el aprender más de marketing y medios digitales para innovar con el blog y ayudar a más gente a viajar, enseñarles que es fácil y no se necesita muchísimo dinero o hablar demasiadas lenguas para divertirse viajando. Le encantaría que su trabajo fuera viajar por el mundo, con el blog como herramienta… Conociendo su determinación, francamente no me sorprendería.

Torres Gemelas, Kuala Lumpur - Malasia
Torres Gemelas, Kuala Lumpur – Malasia

Juju se describe como una persona feliz, trabajadora, que sabe disfrutar de la vida y que se preocupa por los demás. Ha tenido la oportunidad de trabajar como voluntaria en sus viajes por el mundo, ayudando principalmente a niños y es algo que haría siempre sin siquiera tener que pensarlo. Cree que otros la describirían como una persona aventurera y a veces un poco loca (ríe)

Si hay algo que ha aprendido en sus años de viaje es a ser paciente, a disfrutar las pequeñas cosas, a preocuparse menos de las cosas, a apreciar cada cosa que trae la vida. Nos lanza un consejo: Hay que tomar riesgos, hacer cambios en la vida, porque esas cosas son las que traen las mejores experiencias y aventuras, las que jamás olvidarás y de las que aprenderás siempre.

En octubre Juju tachará otro viaje de su lista de ensueño, pues visitará el desierto de Atacama en Chile y el Salar de Uyuni en Bolivia, pasará un par de semanas viajando y seguramente nos contará todo en su blog con hermosas fotos y anécdotas.

Juju viajera
Juju viajera

Las tres infaltables…

¿Cuál fue tu juguete o juego preferido en la infancia?

Juegos de todo tipo, en especial los que podía jugar en la calle con otros niños. Nunca me gustaron los juguetes o juegos que sólo pueden jugarse por uno o dos niños, como los videojuegos. Me gustaban los juegos que incluían muchos niños, juegos de retos y jugué vóley por más de diez años, ese fue sin duda mi favorito.

¿Quién o qué te inspira?

Mi mamá, porque es una mujer sorprendente. Vive dedicada a mis hermanas y a mi y no podría estar más agradecida. Pasé mucho tiempo sin valorar aquello pero ahora intento demostrarle cada vez que puedo cuánto la quiero y hacer las cosas correctamente, como me enseñó. Lo que soy hoy es por ella y mi papá.

¿Qué desearías inspirar en/a los demás?

Mi deseo de vivir la vida plenamente, la habilidad de intercambiar experiencia y conocimiento, respetar a la gente más allá de la cultura, la raza, el dinero… Porque la vida se pone mejor y más feliz.

Para conocer más de Juju y sus viajes, puedes seguirla en los blogs www.jujunomundo.com y www.brasileiraspelomundo.com, o en las cuentas de Instagram @jujunomundo y @brasileiras.pelo.mundo.com.

Ricardo Enrique Pun Chong: Lo importante es el otro

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Ricardo Pun Chong

De Ricardo Pun me inspira su inmenso corazón. A Ricardo no lo conozco en persona, pero como desde hace ya algunos años voy siguiendo su labor, decidí mandarle un mensaje contándole de este blog y preguntándole muy ceremoniosa si no me daba una entrevista, aunque fuera muy breve. Me respondió en cuestión de minutos con un «ja ja ja» y rompió el hielo de inmediato. Ya conocía por referencias su «chispa», y esto no hizo más que confirmarlo.

Ricardo es fundador de la Asociación Fuente de Vida, que es una ONG que entre otras cosas administra un albergue llamado «Casita de la Paz». Este lugar recibe a niños de provincia que llegan a la capital peruana a tratarse de cáncer en el INEN (Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas), a sus madres, y en muchos casos, incluso a sus hermanitos.

Conocí de esta labor a través de una amiga del colegio que ya colaboraba con regularidad. Cuando comenté a algunas personas que iría allí me dijeron que mejor no lo hiciera pues podía hacerme sentir mal; y es que, apenas unos meses antes, mamá había muerto de cáncer, siguiendo a papá que dos años antes había pasado por lo mismo. Pero algo me decía que tenía que ir. No negaré que el temor de encontrarme cara a cara con el cáncer otra vez me consumía, pero el recuerdo de mamá siempre solidaria me hizo pensar en esa invitación como una señal e intenté hacer lo posible por poner buena cara.

¡Al llegar estaba tan nerviosa que creo que temblaba! Pero el amor y serenidad que se respiran en esa casa hizo que de inmediato me sintiera a gusto. Los niños, traviesos y juguetones como cualquier nene, corrían, pintaban y cantaban. Las madres sonreían mirando a sus pequeños disfrutar del momento. Algunas de ellas me contaron sus historias, compartieron sus temores y esperanzas. Me sentí bendecida por la confianza que sin dudar pusieron en mi, aunque con el corazón estrujado de pensar en sus angustias y temores diarios. A pesar de aquello me sentí en casa, y es que eso es lo que es la Casita de la Paz, un hogar lejos de casa. Aquí llegan desde todo Perú (derivados por la Asistenta Social del INEN ) muchos niños y sus madres, que de otro modo estarían durmiendo en los pasillos del hospital o en los jardines, como me tocó ver cuando visitaba a mamá. No puedo evitar pensar que seguramente me crucé con alguno en aquella oportunidad. Estando allí aproveché para comprar algunos Dr. Vida, unos simpáticos personajes de elaboración artesanal que ayudan a recaudar los fondos que necesita la asociación para subsistir y fueron mi regalo navideño ese año.

Fuente de Vida

Y es que Ricardo, junto con sus colaboradores, brinda alojamiento, comida y atención psicológica gratuita a todos los que pasan por allí. Ya son más de 25,500 mil camas ocupadas y más de 100 mil raciones de comida saludable proporcionada a sus huéspedes desde que la casita abrió sus puertas el 18 de abril de 2008. En la Casita de la Paz se celebra la vida aunque la muerte ronda a la vuelta de la esquina. Se vive a plenitud y con alegría cada instante, los cumpleaños se cantan a viva voz y en vez de tortas y dulces, la mesa colorida rebalsa de frutas jugosas y deliciosas. Porque Ricardo no es sólo un alma buena que decidió dedicar gran parte de su vida y sus recursos a esto, Ricardo estudió medicina en Méjico. Proviene de una familia con tradición de servicio, con muchos de sus integrantes ligados a la medicina naturista y alternativa, gente genuinamente interesada en el  bienestar de sus pacientes, y con ese ejemplo, ¿cómo no pensar en el otro más que en sí mismo?

Él confiesa estar enamorado del proyecto, de sus niños y sus familias, y que como buen loco enamorado, hace lo necesario por ellos. Cierro los ojos y recuerdo la casita, y sí, tengo que creerle. Lo que se respira allí es amor puro y para hacerse cargo de todo aquello hay que estar loco de remate.

Desde chico tuvo contacto con la labor social, su madre solidaria y las acciones propiciadas en la escuela, fueron sembrando la semilla que luego daría tan increible fruto. A pesar de haber pasado por momentos de lo que él llama «oscuridad» (un periodo en el que parecía mejor hacerse el malo y ser agresivo que ser solidario y hacer el bien), Ricardo es hoy un hombre sereno, generoso y amable.

Reconoce que es una lucha constante, y que su vida es una elección: Elige una y otra vez a Fuente de Vida y sus niños, a pesar de la tristeza, de la muerte, del desaliento, de la falta de fondos, de los voluntarios que se van, del escaso compromiso de la sociedad, de la nula ayuda estatal. Elige seguir por sus niños, por esas madres que cocinan y limpian la casita (único requisito para quedarse, pues reciben todo lo demás gratuitamente), que convierten una estructura con algunas habitaciones en un perfecto hogar.

En el 2014 Ricardo ganó el Premio Grau en la categoría “Dignidad”. El Premio Nacional Almirante Miguel Grau distingue a peruanos ilustres, ciudadanos comunes que realizan acciones extraordinarias enmarcadas en tres valores fundamentales: Honestidad, Lealtad y Dignidad… ¡Y vaya que el premio fue bien merecido!

Aunque trabaja muchísimo para brindar calidad de vida a los niños que reciben tratamiento oncológico lejos de sus tierras, a sus madres y hermanitos, sabe que no es suficiente y que aun queda mucho por hacer, pero eso no lo desanima y sigue adelante.

Generoso con su tiempo, Ricardo contesta en detalle las tres preguntas infaltables que cierran cada una de las notas que publico en este espacio. Al escuchar su voz serena y pausada confirmo una vez más que forma parte de esa linda gente, la gente que me inspira.

dr vida

Las tres infaltables…

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido en la infancia?

El juguete o juego de mi infancia sin lugar a dudas fue una pelota, un balón. Eso hizo que tenga una infancia muy bella; me enseñó a compartir, a trabajar en equipo, a soñar, a divertirme, a buscar logros, a reír. Una pelota, sin lugar a duda, fue mi juguete de la infancia. Y lo sigue siendo, el balón es unión. Generalmente nunca falta un balón en la casita, en el albergue, jugamos, tanto los niños como las niñas, los voluntarios, las mamás. Podemos jugar desde un partido de fulbito o de vóley, o solamente lanzarnos el balón. El balón sigue siendo mi juguete preferido.

¿Quién o qué te inspira?

En mi vida he tenido varias personas que me han inspirado. Entre ellas no puedo dejar de mencionar a mi familia, a mi madre, a mi padre, pero necesito y debo resaltar y recalcar que una de mis inspiraciones es definitivamente mi hermano, Luis; el segundo de tres hermanos. Él con sus palabras, ejemplos, me ha dado mucho de enseñanza, ha logrado que yo vea el mundo de manera distinta: limpia, honesta, noble; es un tipazo, sin lugar a duda es un tipazo. Y actualmente la gente que me inspira también son esos grandes guerreros, luchadores, esos niños que luchan por salvarse, por curarse de este cáncer, y las madres. Las madres que están al pie de sus hijos en esta guerra, siempre sonriendo, siempre con fe, con esperanza, sus lágrimas logran embellecer a cada niño con ese amor eterno que sienten por sus hijos.

¿Qué desearías inspirar en /a los demás?

Si yo tengo que ser fuente de inspiración, el albergue, este legado que espero que quede por mucho tiempo para ayudar a más peruanos en este caso, a más familias a hacer que más gente pueda tener calidad de vida. Espero que estas acciones hagan que la gente confíe, y que ellos puedan apoyar a más gente, sin dudar, estar al servicio en silencio, sin saber a quién realmente voy a ayudar, sencillamente saber que mi acción es para que una familia o una persona pueda ser beneficiada. Actualmente tenemos más de 22,500 veces ocupadas las camas de nuestro albergue, me encantaría que más gente se una a esta obra y que se hagan muchos más albergues para apoyar a tanta gente que lo necesita. Muchos escriben un libro o siembran un árbol, yo tengo la suerte de trabajar con niños y familias que no conozco. Espero que mucha gente se una a este proyecto. Puede ser aquí en Perú, en Argentina, en Colombia, en cualquier parte del mundo, sencillamente hay que confiar, luchar, hay que amar al prójimo, hay que pensar en el otro, hay que ser agradecido, dadivoso, hay que soñar lejos, hay que ser honestos y hay que aprender a compartir. Espero que mucha gente se inspire y pueda hacer muchas obras como esta y mejores aun.

Si quieres conocer más de Fuente de Vida y su albergue la Casita de la Paz, visita su página web haciendo click aquí, o sigue su labor en facebook entrando aquí, y aprende de qué manera puedes colaborar.

Todas las fotografías que ilustran este artículo fueron tomadas de la página de Facebook de Fuente de Vida (salvo la de mi Dr. Vida, a continuación…)

Dr Vida 2012
Allá por el 2012, el año que mamá se fue, mis regalos de Navidad fueron Drs. Vida, desempolvé esta foto del recuerdo…

Tatiana Calixto: Tejedora de Sueños

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Tatiana Calixto 1

De Tatiana Calixto me inspira su búsqueda incansable de aprender y transmitir a los demás, su entusiasmo y vocación docente.

A Tati,  o «la Ta», la conocí por absoluta casualidad mientras buscaba información en una red social. Bastaron algunos mensajes de ida y venida para darnos cuenta que, aunque fuéramos tan distintas, teníamos mucho en común. Con el paso de los años hemos forjado una amistad que ha permitido reencuentros en Lima y Cusco (Perú) y en Buenos Aires (Argentina). Parece que sin querer nos vamos siguiendo la pista y acabamos siempre charlando en un café, mientras las horas pasan volando.

Tati nació en la cordillera oriental de los Andes en Colombia, hace ya varias décadas. Se identifica plenamente con la montaña, con el frío, y le atrae la soledad. Le encanta tejer en telar de cintura al estilo cusqueño, y lo hace a las mil maravillas; cualquiera diría que lo hace desde pequeña y no desde hace algunos años. Confiesa que tiene un sueño: «Cumplir mas décadas de vida, y ojalá tener una casita en los andes cusqueños en donde tenga una cama para dormir, y mucho espacio para tejer y exhibir mis materiales e instrumentos de trabajo. Algo así como un taller de tejido personal en donde haya un espacio para dormir (y hacer café).» Y es que, como buena colombiana, no puede vivir sin un buen tinto.

A los 16 años sorprendió a su familia cuando se fue a estudiar Filología e idiomas a Bogotá en la Universidad Nacional de Colombia. Por entonces no se imaginó que la carrera que había elegido fuera para ser docente (¡era una adolescente!) y sólo imaginaba que era para aprender acerca de las culturas del mundo. Tati pensaba que de esa forma, aprendiendo idiomas, se le abrirían las puertas para conocer el mundo. Nada más. Antes había hablado de estudiar antropología, sociología o artes teatrales, pues desde su punto de vista estas carreras también podrían enseñarle de las culturas del mundo y el alma humana. Nunca tuvo en mente que después tendría que conseguir un trabajo y vivir de lo que había aprendido. En fin, su familia estaba sorprendida porque su falta de paciencia e impulsividad no era ideal para ser profesora; pero una licenciatura en Filología e idiomas les sonó bien y con esta bendición se fue a la universidad simplemente a hacer lo que más le gusta: APRENDER.

«Ya la vocación de enseñar creció de mi gusto por ser el centro de atracción (ahí va eso de querer ser actriz) y de conocer más a mis estudiantes. Era joven, casi tan joven como ellas y ellos cuando empecé a enseñar inglés en el Centro Colombo Americano de Bogotá (CCA) en 1991. Simplemente la vocación surgió de mi interés por los estudiantes que querían aprender el idioma y por divertirnos mientras aprendían. El CCA era un ambiente estimulante y siempre la administración estaba trabajando para que los profes fuéramos mejor cada día. Creo que no he estado en un ambiente de tanta camaradería e interés en nuevas pedagogías para enseñar. Eso lo saben mis jefes de entonces, se los he dicho y les he dado las gracias años después» – me cuenta con una mueca risueña.

Tati es un personaje divino, emana una energía especial, con su risa divertida y su imposibilidad para estarse quieta (me sorprende que pueda quedarse quieta para tejer); pero así como es accesible para sus estudiantes es muy exigente, casi implacable, en especial si reconoce en alguno un potencial que se está desperdiciando.

Hoy, enseñando español en la Universidad de Michigan en Ann Arbor, la experiencia de innovación, de buscar lo nuevo y la excelencia la sigue acompañando. Enseñando en los Estados Unidos ella identifica nuevos retos, entre ellos cuenta con despertar conciencia de justicia social, justicia cultural, de encontrar las semejanzas en la esencia del ser humano a pesar de las diferencias, como ella dice: «reflexionar en que somos productos de un espacio y tiempo y que no somos mejores o peores sino diferentes.» – y continúa – «En mi experiencia, la diversidad que encontramos en los Estados Unidos no debe propiciar razones para creernos con derechos adquiridos sólo por cuestión de color o de capacidad adquisitiva, o creer que podemos seguir ejerciendo poder por el privilegio con el que nacimos. El terreno es fértil para crear conciencia precisamente por estos conflictos y fricciones. Las relaciones sociales en los Estados Unidos son fascinantes y hay mucho trabajo por hacer y mejorar.»

Y vaya que se las ingenia para de algún modo encontrar la forma para inculcar en sus estudiantes esa conciencia de necesidad de cambio y de ver a los demás desde otros puntos de vista, no sólo desde un lugar de privilegio. Es enérgica al afirmar que «si hacemos algo para el bienestar de otro o renunciamos a algo que impacte el bienestar del otro, estamos haciéndolo por nuestro bienestar y el de la sociedad también. Estas cuestiones, pienso que deben ser discutidas también en nuestros países latinoamericanos.» Cuando Tati habla de temas que le tocan el corazón se emociona, es defensora de las causas justas y su práctica docente está impregnada de ello. Idealista y soñadora, se choca con duras realidades todo el tiempo, pero luego del golpe inicial sigue avanzando con paso firme, aunque no sepa lo que encontrará a la vuelta de la esquina.

Tatita

Esa necesidad de fomentar la justicia social, las ganas locas de aprender y su fascinación con el tejido de pueblos originarios se vieron de alguna manera asociados cuando un día, sentada con su profesora de tejido, Noemí Sallo Callañaupa, en el Centro de Textiles Tradicionales de Cusco en junio de 2008 se fue gestando la idea de un proyecto que propiciara que los estudiantes de la Universidad de Michigan visitaran el Cusco y Chinchero para aprender a tejer en telar de cintura y compartir con las comunidades rurales. Recuerda que «después de los primeros minutos de mi asombro ante lo que se me revelaba del ingenio humano, me pregunté en voz alta que por qué no más personas fuera de la región sabían de semejante arte, que dónde había estado yo metida en la oscuridad por toda mi vida, que cómo haría yo para poder ayudar a dar a conocer esta práctica en Michigan.» Y así comenzó, con Noemí que entonces tendría unos 18 años. Ese mismo año solicitó fondos de un programa en la universidad llamado Experiencia Global para Estudiantes de Pregrado o Global Intercultural Experience for Undergraduates (GIEU) para ir con estudiantes a Cusco y en el 2009 fue a hacer exactamente eso y a colaborar de cualquier forma que la comunidad de Chinchero necesitara. En 2010, 2013 y 2015 volvió con más estudiantes a seguir escuchando a la comunidad.

Tati sueña con muchos años más de proyectos, la describe como una experiencia preciosa y una de las cosas que más le gusta, es que todos están en una situación de ser aprendices de las comunidades originarias, no sólo su arte, sino su modo de vivir. Contrario a otros proyectos, la directriz de estos proyectos no es de definir a las comunidades ni imponer necesidades occidentales para «ayudar», sino escuchar qué es lo que quieren y necesitan y partir desde ahí para la colaboración. Escuchando.

Al preguntarle sobre sus retos y satisfacciones como docente me cuenta que de ambas tiene un poco todos los días. «Por ejemplo, tratar de que los estudiantes piensen en nociones profundas de la vida o sencillas pero que no se nos revelan como que nunca llegas ni vas a llegar solo o sola a donde estás hoy o llegarás, que hay que agradecer a todas aquellas personas que aparentemente son invisibles, pero que cumplen un papel grande o pequeño en nuestros caminos, en nuestro viaje por la vida; o el reto de ser crítico o crítica con lo que nos han enseñado o con lo que los medios de comunicación nos manipulan para comportarnos o pensar de cierta manera» – y continúa – «Es gracioso que sólo a veces es suficiente leer en voz alta una idea escrita en un libro de texto para encontrar cuan simplificadas son las definiciones de color o género, o afiliación política que nos quieren meter en la cabeza. Es una gran satisfacción cuando todos en la clase nos reímos de estas simplificaciones y es una risa sincera.»

Cuando habla de fracaso en su práctica docente me dice: «tal vez el mayor fracaso apunta a lo mismo, a cuando siento que ya no hay nada que hacer para ayudar a abrir mentes y corazones, pero sólo hay tanto que puedo hacer, hay límites en lo que quieres enseñar y sólo queda resignarme, esperar lo mejor y continuar. Aclaro: no quiero dogmatizar, pero sí quiero que los estudiantes se cuestionen ideas simplistas y vivan una vida en donde los conceptos sean algo más complejos de lo que han aprendido en casa o en el colegio o en los medios de comunicación.»

Cuando pregunto de dónde cree que nace su interés por las artes manuales de los pueblos originarios, ella me recomienda ver un video de una presentación que hizo para la universidad hace un par de años, así que aprovecho para compartirlo aquí:

Tatiana Calixto: My Weaving Journey from UM North Quad on Vimeo.

 

A Tati le encanta aprender, porque dice que se  siente como una niña… «Es como volver a las charlas con mi abuela cuando me quedaba algunos fines de semana o algunos días de las vacaciones escolares o de navidad con ella. Es como volver a crecer en esos espacios en donde no preocupaba nada sino pasar el tiempo por ejemplo tejiendo con mis primas, o como hacer las tareas cuando mis padres estaban alrededor y escuchar explicaciones más amplias de lo que estaba aprendiendo.» La impulsa a aprender esa sensación de no saber mucho de nada, y le encanta sentir el asombro al descubrir el ingenio humano y preguntarse ante algo nuevo «¿pero cómo no se me ocurrió que esto o aquello se pudiera hacer o fuera de x o y forma?». Además, cree que así descubre que todos tienen experiencias diferentes y esos momentos de descubrimiento son de humildad, admiración y estímulo.

¿Cómo planificas un nuevo proyecto? – le pregunto – ¿qué debe tener sí o sí ese proyecto para que te sea atractivo?; y su respuesta es casi un grito: «¡¡¡¡Con el corazón!!!!… Para proyectos con estudiantes en el extranjero, el proyecto debe ponernos en situaciones en las que no estamos acostumbrados a estar, en roles que rompan nuestra pre-concepción de que estamos capacitados para hacer algo, ¡pero oh sorpresa, no lo estamos! Hay que darle cabida a la vulnerabilidad y a estar cómodos con no saber. A la vez, el proyecto debe dar espacio para descubrir que sí podemos lograr las metas o tareas. Con esfuerzo y emoción, todo se puede; como nos ha enseñado mi profe de tejido Rosita. Los proyectos deben tener sí o sí un procesamiento diario, concienzudo y cuidadoso, en un espacio seguro para el diálogo. Este procesamiento apunta a romper estereotipos y formas simplistas de concebir el mundo, la felicidad, el consumismo, la risa, el trabajo, la familia… todo es más rico y complicado de lo que parece ser. Esto lo examinamos diariamente. No puedo imaginarme perder el tiempo y esfuerzo de ir a un lugar sin que me cambie de alguna forma o sin cuestionarme nuevas preguntas y exponerme a nuevas respuestas. Y eso mismo quiero para mi grupo.»

Entre cafés y risas, Tati destila entusiasmo puro, se le ilumina el rostro recordando anécdotas y me cuenta alguna… «Visité una comunidad de Cusco, más arriba de Calca, que se llama Accha Alta. Fue una invitación de un tejedor la que me llevó a quedarme en su casa con su familia. No había planeado ni tenía la intención, pero su esposa me preguntó si quería aprender el tejido de allá –una forma de diseño propia que requiere un manejo más o menos avanzado de los hilos. Toda la familia participó en el urdido de la pieza y como siempre, me sentía nerviosa porque quiero demostrar que el esfuerzo de ellos o de mis profesoras tejedoras no es en vano. Ella tejió la primera parte mientras yo observaba atenta y luego llegó mi turno. Difícil. Traté con resultados más o menos… a decir verdad, sin tantos resultados. Tomamos un descanso para preparar el almuerzo y visitar un sitio arqueológico cerca de su casa. Pasamos la tarde caminando por el campo y visitando más amigas y cuando volvimos, me senté solita a descifrar los hilos y el diseño. Cuando finalmente fui capaz, ella estaba en la cocina preparando la cena y cuando se enteró estaba tan feliz como si el logro hubiera sido de ella. Dijo que ahora las dos estábamos unidas en el corazón. Ella sólo habla Runa simi (Quechua), así que el mensaje me llegó por su esposo. Quería llorar por su generosidad y alegría, y creo que nadie me había dicho esas palabras, pero no sólo eran palabras. Era un sentimiento. Una verdad. Hace poco leí la cita de Aristóteles “Educar la mente sin educar el corazón no es educación en absoluto”. Ha sido mi filosofía como profesora, y ella, con sus palabras, me demostró que lo ha sabido siempre.» Creo que esta anécdota resume un poco lo que uno encuentra cuando empieza a conocer a Tatiana. Es sentimiento puro, sin filtro, transparente, absolutamente natural.

Mientras hablamos del tipo de ambiente en el que prefiere o le gustaría trabajar, es categórica al afirmar que su sitio de trabajo más importante es el aula de clase: «Es con mis estudiantes con quienes me siento más cómoda. Sin ellos y ellas, yo no existiría como profesora y es lo que más valoro de mi trabajo. Siento que he creado un ambiente de trabajo personal en donde mis estudiantes y yo nos podemos expresar sin temor a la equivocación, y en donde podemos ser nosotros mismos. Es un sitio de crecimiento personal en donde los retos nos enseñan nuestras capacidades, nuestro esfuerzo tiene resultados, en donde hay satisfacción, en donde no tenemos que ser perfectos. Inculco que dejen la actitud de competencia afuera de clase y aprendamos a que todos somos profesores de todos. Me gustaría que este espacio, con estas características, fuera extenso y no sólo se diera en el aula.»

Tati es apasionada, comprometida, trabajadora. Le pregunto cómo se describiría ella y me dice: «Digamos que si me viera desde afuera y quisiera describir a esa mujer que no camina sino que corre, que sonríe todo el tiempo, que salta y baila cuando se emociona sin importar el lugar, que va a mil por hora (o como dice mi hija “andas tan acelerada como las películas de los años 20”), que tiene ideas y ganas y ánimo y fuerza de hacer algo diferente y con corazón, diría que esa mujer es una loca. Una linda loca.» Y no puedo hacer más que estar de acuerdo con ella. Es una loca divina.

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Las tres infaltables…

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido de la infancia?

Me encantaba jugar a diseñar y coserle o tejerle ropa a las muñecas. Jugaba mucho tiempo sola aunque tenía muchos primos y hermanos de mi edad. Me encantaba construir casas de cartón para las muñecas y usaba cualquier objeto o material para recrear una casa real o miniaturas que no conseguía para amoblarlas.

¿Quién o qué te inspira?

Me inspira la gente que tiene fuerza para trabajar, que tiene entusiasmo, que es feliz descubriendo en el mundo cosas pequeñas o grandes, que no le tiene miedo a lo nuevo, que es curiosa y hace conexiones para seguir encontrando crecimiento personal. Me inspira la gente autocrítica, en continua re-valuación de sus valores, en constante querer ser mejor, la gente que en medio de los retos encuentra fuerza y que no juzga las experiencias como positivas o negativas, simplemente las ve como experiencias para crecer.

¿Qué desearías inspirar en/a  los demás?

Es una pregunta difícil, porque pienso que cada persona es libre de tomar inspiración donde sea y de quien sea. Así, que pienso que si fuera el modelo para alguien, simplemente no sería quien soy yo. A ver me explico…. si forzosamente tuviera que contestar la pregunta, sólo espero que la gente se lance a hacer lo que le suene sin tanto miedo y sin calcular tanto las dificultades y el trabajo que hay que ponerse para lograr un objetivo. Con todo respeto, lo único que yo quiero inspirar, es a que las personas hagan en la sociedad y en el mundo lo que mejor les convenga con su propio y único modo de ser. Que no sigan patrones ajenos, sino que se sigan a sí mismas.

Iraida Varillas: Sonriendo a la Vida

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Iraida Varillas

De Iraida Varillas me inspira su MANERA DE ENCARAR LA ADVERSIDAD.

Iri es peruana, la primera de tres hermanas. De chica no le gustaba su nombre porque tenía que repetirlo muchísimas veces para que los demás lo aprendieran, y eso, cuando se es niño, puede ser un fastidio. Hoy, sin embargo, disfruta ver cómo la gente se esfuerza por recordarlo, pues aunque es hermoso, no es de los más comunes.

Ir al colegio nunca fue para ella una tortura, le encantaba porque entrenaba vóley diariamente y era una experiencia maravillosa. Nacida en una familia de deportistas, siempre tuvo un excelente ejemplo de trabajo duro y constancia. Aunque era buena alumna, se recuerda como una niña tímida y callada, a quien se le helaban las manos o se ponía colorada si le tocaba salir al frente; algo difícil de creer cuando en medio de la amena charla surge una tremenda carcajada y su vibrante energía llena la habitación.

Con el tiempo empezó a estudiar Diseño Gráfico, y aunque temas económicos la obligaron a abandonarlo para ayudar en casa ella comenta: «lo que a muchos les puede parecer penoso a mi me ayudó a valorar lo que mis padres hacían por mi, así que ayudé con mucho cariño.» Ese fue el inicio de su vida laboral hasta que a los 23 años conoció a quien luego de algunos años sería su esposo y gran compañero. Cuando Iri habla de él se le ilumina la mirada y sonríe, lo describe como tímido y dulce de corazón, su adorado Isma. Y así llegaron Gabriela y Sofía, las princesas de la familia.

Iri y las nenasCuando decidieron tener a sus hijas acordaron que ella no trabajaría más fuera de casa para poder educarlas y estar con ellas en sus primeros años. Pero la vida es caprichosa y algunos temas médicos con la más pequeña la obligaron a buscar una alternativa con la que pudiera manejar sus horarios, estar disponible para lo que la nena necesitara y de paso, tener un ingreso extra. Su mamá la animó a empezar un pequeño negocio de postres, después de todo, era algo que había hecho desde niña. Comenzó tímidamente haciendo alfajores, luego otros dulces y bizcochos. Una amiga cercana le pidió un día algo especial. Quería que Iri le hiciera dos tortas especiales, una para la pedida de mano y la otra, para su matrimonio… ¿Y ahora?, primero quedó helada con el reto que se le venía encima, no tenía ni idea de cómo hacer algo como eso. Pero Iri no es de las personas que se queda de brazos cruzados y se las ingenió para aprender viendo videos de internet, pues los horarios de las terapias de Sofi no le permitían asistir a cursos regulares. Ha pasado ya un tiempo desde aquella primera torta, y ella se siente feliz de poder ayudar a su esposo con la rehabilitación de Sofi, lo que hace feliz y siempre con buen humor.

Sus hijas son su gran tesoro. Las adora y hace de todo por ellas. Gabriela, la mayor, es una niña hermosa y vivaz, con una sonrisa franca y las ideas más disparatadas. Quiere mucho y cuida de su hermana Sofía, la más pequeña, que a su corta edad ha pasado ya por muchos médicos y hospitales. Los temas médicos de Sofi fueron apareciendo poco a poco, primero una displasia de cadera (que la hizo estar en un arnés hasta los 3 meses de vida), luego la noticia de su hipotonía, para la que necesitaba rehabilitación pues de lo contrario no podría gatear. Cuando lloró aliviada pensando que todo pasaría pronto, se encontró con un problema tras otro. Empezó la vida de Sofi en rehabilitación; luego de gatear no caminó, cuando por fin logró caminar, no podía pararse de una silla ni subir las escaleras, ni siquiera dar un pequeño salto. A medida que pasaba el tiempo se descubrían nuevos temas, un bultito en el pecho de Sofi los llevó a un nuevo médico, sólo para descubrir una escoliosis que empezó en 23 grados y llegó hasta 60. Cuando los médicos dijeron que tendrían que ponerle varas en la columna y abrirle la espalda cada seis meses para que Sofi pudiera crecer, Iri e Isma se negaron. Empezaron una búsqueda desesperada por tratamientos alternativos que no fueran tan brutales con el cuerpo frágil de su pequeñita. Encontraron un tratamiento alternativo llamado mehta casting, que con mucho esfuerzo y ayuda de amigos y familiares lograron llevar al Perú, a pesar del camino que queda por recorrer, dieron un impresionante primer paso.

S & G Tortas

Al preguntarle a Iri sobre sus retos como madre, con la franqueza que la caracteriza me cuenta que uno de sus mayores retos fue aceptar que aunque su hija mayor fuera precoz en todo, no podía compararla con Sofi, que va a su propio ritmo, se toma su tiempo, lo hace a su manera. Me dice que «fue y es difícil todavía llevarla a un parque y ver cómo observa disfrutar a los niños subirse a los juegos, ella lo intenta y se le ve feliz pero por dentro en su cabecita no sé si ya se da cuenta que no puede hacer algunas cosas igual a los demás, no sé si le duele y si no es ahora, en algún momento lo va a sentir, y ahí está nuestro reto, que mantenga esa personalidad arrasadora que tiene ahora para que las burlas y los obstáculos los logre superar.»

Cuando Iri sonríe los problemas parecen desvanecerse. Confiesa haber sido siempre una persona que se ríe hasta de sí misma, pero que a veces llora pensando en el futuro, quiere sólo lo mejor para sus hijas y no sabe qué pasará. Le aterra que algún nuevo problema médico aparezca y lo que ello traerá consigo. Pero aunque siente todo eso, ella no se deja vencer, y trata de vivir cada día al máximo, festejando cada logro, pensando menos en lo que se viene y confiando con fe en los avances de la medicina y en el carácter de su pequeña guerrera. Cada tropezón y caída viene seguida de un impulso hacia arriba, confiando en Dios y apoyada en su esposo, compañero y confidente, cómplice de su felicidad.

«Mis hijas, ellas son mi inspiración, Gabriela ha logrado aprender a jugar con su hermana con el cuidado debido para que no le pase nada, y aunque todos tienen la vista en su hermana, ella también lleva una parte importante en esto, es la que tiene que aprender a defender a su hermana y perder la vergüenza, cuando me preguntó una vez porque su hermanita era así, lo único que se ocurrió decirle era que Dios envía hijos especiales a familias especiales, y que ella es una hermana especial, aunque tenga todas las cosillas propias de su edad, tiene un corazón gigante y es muy noble. Sofía es la que me muestra día a día que la vergüenza no existe, llega a un lugar y es la dueña del sitio, personalidad de hierro le decimos, es terrible y espero que así siga siendo, no le tiene miedo a nada, y su sonrisa es simplemente increíble, me hace olvidar cualquier pena» – me dice.

Su negocio va creciendo cada día, implementa nuevas ideas, atiende pedidos más elaborados y aunque haya algo que no sepa hacer, se lanza con todo para adelante, pues no hay forma de ganar sin arriesgar y no le molesta en lo absoluto seguir aprendiendo. Y me consta que, cuando llega un nuevo cliente, ella hace que se sientan en confianza, entre risas y bromas los escucha, pregunta y respeta sus ideas dándoles opciones frescas y alternativas nuevas. Cuando alguien le da las gracias por alguna de sus creaciones ella se siente absolutamente feliz. Proyectos grandes o pequeños, personales o corporativos, todos los atiende con la misma buena disposición y cariño, y se nota.

Le pido que me cuente algo, lo que quiera. Ella sin dudarlo me dice: «Algo que me pasa seguido es, que aunque no puedo dar gracias por lo que me tocó pasar, lo acepto con Fe, veo seguido en los centros de rehabilitación niños en situaciones extremas, que tienen un futuro incierto, casos muchos más graves y tristes, ver entrar a mi hija caminando y cantando hace que diga gracias Dios por lo que me tocó, que con esfuerzo espero que se pueda superar y pido por esos niños, ver niños sufrir es lo más fuerte que tengo que ver casi a diario.» Y eso habla tanto de su corazón, ¿no? Hay quienes la ven como una loca extrovertida, optimista, decidida, perfeccionista. Ella se ve como alguien alegre, habladora, soñadora y paciente. La nena tímida de su infancia no está más, y dio paso a una mujer espléndida, con un corazón lleno de bondad y dispuesta a defender a los suyos con garras y dientes si es necesario.

Va llegando la hora de despedirse, así que aprovecho y le hago las tres preguntas de rigor:

S & G Tortas

Las tres infaltables…

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido de la infancia?

Juego…vóley, porque me encantaba jugar, me sentía parte de un todo, me gusta esforzarme, como dijo mi mamá siempre, si vas a hacer algo hazlo bien, sino mejor no lo hagas.

¿Quién o qué te inspira?

Mis hijas, ellas me inspiran, se complementan, veo en ellas el porqué despertar día a día, así sepa que algún día harán su vida y ya no sea su centro, quiero tener con ellas la complicidad que tengo con mi mamá que también es mi amiga, puedo contarle cualquier cosa, mis hijas son mis compañeritas, siempre se los digo.

¿Qué desearías inspirar en/a  los demás?

Tal vez el tomar la vida con alegría, el lema que me encanta es…si la vida te manda limones haz una rica limonada. La verdad lamentarse no ayuda en nada, mejor te paras, ríes (así sea llorando) y asumes, tal vez tome un tiempo, pero lo tienes que hacer, cuando te pares verás que la puerta tal vez está cerrada pero hay ventanitas abiertas. De algo que estoy segura es que Sofía, mi princesa tiene un ángel, que a pesar de todas las cosas que tiene que superar se la abrieron muchas puertas que ayudan a su tratamiento.

Si quieres conocer más del emprendimiento de Iraida, visita su página en facebook S & G Tortas y Postres.

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