Místico

Victor Veramendi: Misionero Incansable

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De Victor Veramendi me inspira su trabajo incansable por los que más necesitan. Fuimos vecinos durante muchos años, pero no lo conocí hasta que mi mamá (siempre el puente entre tantos eventos y seres maravillosos de mi vida) nos presentó un día. Hace tiempo le pedí esta entrevista y hace unos meses pudo hacerse un momento para responder. Me disculpo por la tardanza en publicar, el contexto actual y la tecnología me estuvieron jugando malas pasadas, pero llegó el momento de compartir con ustedes algo de él.

Hace años, poco antes de que mamá muriera, fue uno de los que estuvo más presentes, nos ayudó a cerrar la casa cuando tuvimos que venderla y luego nos hizo un inmenso regalo para hacer perdurar la memoria de mamá:  implementar bibliotecas infantiles y comunales en poblados rurales, con su nombre. “¿Un Pastor?” – me preguntaba alguna gente – “pero si ustedes son católicos, ¿cómo pueden relacionarse con otros ritos?”. No puedo explicar la indignación que recorría mi cuerpo cuando alguien aparecía con semejante comentario. “¿Te molesta que alguien nos ayude, se interese, nos acompañe respetando nuestras diferencias y centrándose en nuestras similitudes? ¿Qué haces tú para ayudar a otros a comer, a sanar, a educarse? ¿Haces algo?”. Silencio. Solamente entonces guardaban sus comentarios cargados de ignorancia. El amor al prójimo no lleva etiquetas, si eres una persona buena y haces el bien a los demás ¿dónde está el problema?. Nunca pude entenderlo.

Pero mejor, pasemos a lo que nos importa… Victor tiene 54 años, está casado (y su compañera es la socia perfecta en el camino que ha elegido) y tiene una hija. Sus padres, originarios de Áncash, le transmitieron desde pequeño la cultura andina, y, aunque nació, creció y vivió en Lima, nunca se desconectó de las necesidades y la realidad de los pueblos de los Andes.

Estudió Administración, Diseño Gráfico, Tipografía y finalmente, lo que ha llegado a definir sus prioridades, Teología y Misiología. Él se define primero como Pastor y, luego, como gráfico.

“Trabajo de manera independiente en impresiones, pero también dedico gran parte de mi tiempo y vida a la labor misionera, ayudando a personas e instruyéndolas en la Palabra de Dios. Soy Pastor y Misionero y he aceptado el llamado de Dios para bendecir sobre todo a las personas de la franja andina del Perú”, me cuenta.

Cuando le pregunto cómo descubrió su vocación, me dice: “Siempre he pensado en esta pregunta, creo que el llamado de Dios es la suma de muchas cosas. Es también todo un proceso en tu vida que te va preparando y Él llama en el tiempo preciso. El llamado de Dios no se trata de algo místico, menos religioso. Es la voz de Dios que habla en tu interior y que va creciendo conforme pasan los años. El llamado es muy personal, íntimo, cautivador, te persigue, te envuelve, te cautiva. Siempre es para bendecir al prójimo, nunca es para beneficiarse. No es que tú seas llamado porque eres mejor que otros, NO. Dios llama y quiere usarnos en medio de nuestras limitaciones, aún de nuestras debilidades.”

Me cuenta que los viajes que hace por los pueblos andinos del Perú van íntimamente ligados con su llamado; “tengo la certeza de que Dios me ha puesto un amor especial por la gente andina, sus costumbres, comida y geografía. La experiencia que he tenido ha sido maravillosa. La sierra con su influencia andina es una cultura viva que ha penetrado las otras regiones del Perú. Su gente y la calidez con que te reciben ayuda a comprometerse a trabajar con ellos para servirlos. A pesar de que son personas que quizás no han tenido oportunidades en educación, trabajo y desarrollo ellos son felices en medio de sus carencias… ¡cuánto tenemos que aprender de ellos!»

Le pido que me cuente algunas anécdotas de su trabajo en los andes peruanos y empieza:

“En Huancavelica, conocí a una sufrida mujer, más o menos de 40 años, ella tenía una triste historia. Viuda, madre trabajadora, su trabajo es lavar ropa en un cerro de donde brota agua heladísima. En una de nuestras llamadas me contó que el médico le había diagnosticado osteoporosis, ya que los huesos de las manos le dolían y se estaban deformando. La visitamos para verificar su estado y efectivamente no podía trabajar así. Juntamos dinero con los voluntarios y gente caritativa y le compramos una buena lavadora como su herramienta de trabajo. Ver su rostro de felicidad y agradecimiento era conmovedor.

Otra historia en Ancash, casi a las faldas del nevado Huascarán, conocí a una encantadora abuelita llamada Rosita. Ella debe tener 80 años, cada vez que voy por allá me recibe con los brazos abiertos, tiene una buena memoria. Ella vive en un centro poblado llamado Piscuy en Yungay, casi a las faldas del Huascarán. Me invitó a su casita, humilde, precaria, pero se respiraba un aire de paz. Luego de ver en que podíamos ayudar (ya que esa es nuestra misión), vimos por conveniente limpiar su cuartito de adobe y tejas. En ese cuartito dormía en el suelo con su esposo, en un colchón viejo de paja, con base de cartones y telas viejas. El cuarto era a su vez un depósito de menaje, ropa, recipientes, ollas de barro, etc. Me chocó mucho ver esta realidad. Llevé a Rosita a un lado de su casita y le dije: «mamita, Dios quiere que vivas mejor, tienes que deshacerse de varias cositas y Él te dará cosas nuevas», le propuse limpiar su cuarto, botar lo que estaba viejo, me miró fijamente y me dijo que sí. Con voluntarios sacamos todo lo que había en el cuarto, ropa, plásticos, telas con polvo, herramientas; para nuestra sorpresa encontramos pulgas, garrapatas, alacranes, nidos de hormigas, mi corazón se rompía al ver tanta miseria y abandono de ellos mismos. El piso de su cuartito (que era en gran parte su casa) era de tierra y eso empeoraba su calidad de vida. Sacábamos todo lo viejo y lo quemábamos a la espalda de su casita, donde estaba su chacrita. Compramos camas, colchones, frazadas. Se limpió el cuarto con un líquido desinfectante y muchas cosas más. Ella se veía feliz, agradecida, empezó a cantar a Dios en quechua y para despedirnos nos invitó de su propio almuerzo: agua de apio, sopita de pollo, papa y canchita. Rosita es una de las tantas historias tristes que encontramos en el Perú profundo. Siempre digo que la vida se pasa tan rápido; ¡hay muchas cosas por hacer para el prójimo!”.

Siempre que me es posible colaboro con los proyectos de Victor, a veces monetariamente, otras donando objetos, difundiendo sus pedidos de ayuda o los resultados de su trabajo. El proyecto que más me ha gustado y que es el más cercano a mi corazón es el de las Bibliotecas Comunales que llevan el nombre de mamá. Luego de que murió, se acercó a nosotros y con mucho respeto nos preguntó si nos molestaba que nombrara a ese sueño pendiente de esa manera, pues ella había dejado una huella muy profunda en él. ¿Cómo negarnos a tan hermoso recordatorio a una vida de educadora y mano amiga? Pusimos manos a la obra y nos lanzamos de lleno a la tarea de conseguir donaciones, libros, mobiliario, material didáctico, etc. Se armaron dos modestas bibliotecas y una de ellas tuvo que ser reconstruida luego de que un huaico arrasara con ella y con las casas de muchos pobladores de la zona. Como este, son muchos los trabajos que silenciosamente, de poblado en poblado, a veces de casa en casa, realiza con su equipo.

“Siempre me esmero en tener empatía con la necesidad de las personas; darle un equilibrio entre sus carencias espirituales y materiales. Necesidad hay por todos lados, sólo hay que tener discernimiento para saber canalizar los recursos y creatividad para «sembrar» algo que les ayude.”

Le pregunto cómo planifica un nuevo proyecto y me cuenta que “primero identificando la necesidad, luego juntamos los recursos que no son sólo financieros, ya que para cualquier proyecto se necesita voluntarios, logística, capacitación y finanzas. A todo esto, se le debe sumar esfuerzo, pasión y sacrificio, esto se llama AMOR. Para nosotros el amor va más allá de un sentimiento, es un acto de voluntad para bendecir a nuestro prójimo. Para que un proyecto nos atraiga debe tener olvido y necesidad. Nosotros bendecimos a personas vulnerables; lo que hacemos es un medio, una actividad.”

Cuando Victor empieza a hablar de su trabajo se entusiasma, se emociona, le brillan los ojos y gesticula con más vehemencia. Es contagiosa su alegría y también su pesar al contarnos todo lo que quiere hacer, tanto pero tanto por hacer.

Quiero saber si este trabajo misionero ha despertado en él algunos otros intereses y luego de pensar un momento, continúa. “Hmmmm; viajar es parte de esta aventura misionera, la educación es urgente y super necesaria en nuestro país ya que para salir de la pobreza necesitamos instruirnos en cualquier campo que nos de rentas. Pienso que la pobreza no está en las carencias materiales sino, sobre todo en la mentalidad, es por eso por lo que la parte de capacitación es super importante. Algo que ha despertado mi interés estos años es la importancia de cuidar nuestro medio ambiente; Perú tiene unos paisajes increíbles, una biodiversidad de flora y fauna fascinantes, con un ecosistema rico y vasto, sin embargo, encuentro quebradas con basura, ríos con desperdicios, deforestación. El ecosistema debemos cuidarlo TODOS, cuando Dios hizo la creación todo lo hizo perfecto y en armonía para que el hombre sea un buen administrador; lamentablemente esta misma creación está siendo destruida sistemática y progresivamente.”

Cuando Victor contestó a mis preguntas, todavía no había empezado este asunto de la pandemia, sus proyectos estaban claros y definidos, sin embargo, han tenido que quedarse en pausa hasta que la situación lo permita. ¿Cuáles son estos proyectos? Te cuento un poco para que cuando sea posible te animes a darle una mano:

“Huancavelica: Vamos a ir a comunidades para instruirlos en el cuidado de los ríos y con la participación de voluntarios, limpiarlos de desechos. Pienso que si uno enseña algo nuevo también debe hacerlo con el ejemplo, así es que vamos a poner manos a la obra en este punto importante.
Ayacucho: En la comunidad de Puncos, a 2 horas de Huamanga, vamos a terminar de instalar otra biblioteca infantil «Anita Pérez de Gold».
Apurímac: En el pueblito de Chaccrampa se harán charlas sobre la importancia del aseo e higiene personal para tener una mejor salud.
Cajamarca: Iremos a buscar una comunidad ayudarlos de manera integral, a esto nosotros lo llamamos viaje de exploración.
Ancash: A las faldas del Huascarán hay una comunidad andina llamada Piscuy; iremos a visitar a los abuelitos que tenemos empadronados, para llevarles la ayuda necesaria, compañía, abrazarlos, escucharlos y orar por su salud.”

Ya vamos terminando y le pido que comparta algo que haya aprendido de sus proyectos, alguna recomendación o consejo. Su respuesta es honesta y demoledora: “He aprendido que no siempre la generosidad es mutua. He aprendido que la indiferencia de la gente cuando uno pide ayuda es peor que el odio. He aprendido a cuidar mi corazón para no resentirme ni molestarme cuando no encuentro respuestas. He aprendido que siempre tengo que ir a los pueblitos con dos cosas: mensaje de esperanza (que viene de Dios) y ayuda humanitaria. Ambas van de la mano; una sola no es suficiente. He aprendido que la gente se da cuenta cuando uno ama con sinceridad, ya que el amor al prójimo no se finge, sino que fluye. He aprendido a depender de Dios cuando sacamos adelante un proyecto, ya que Él es el proveedor de recursos financieros, logísticos y humanos. He aprendido a llorar cuando veo abandono, necesidad y abuso.”

¡Qué lección importante nos deja Victor! A pesar de tantas batallas perdidas, de la indiferencia, del silencio cuando pide ayuda para servir a los que menos tienen, no pierde el ánimo ni la fe. Puede sentirse triste y frustrado, pero no le quita las fuerzas y lo impulsa a seguir trabajando. Gracias por tu incansable trabajo, una persona a la vez.

Las tres infaltables:

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido?

Un juego familiar llamado “carrera de caballos”, no sé por qué me gustaba, pero era mi favorito; hace poco doné el último que tenía (se ríe)

Otro juguete era la pelota, era también mi pasión el futbol.

¿Quién o qué te inspira?

Definitivamente, JESUCRISTO. No hay como Él, no sólo remeció la historia, sino que también me sacude y me alienta día a día para aspirar ser como Él. Él es inspiración y modelo a seguir.

¿Qué desearías inspirar en / a los demás?

¿De mí? No sé, me agarraste frio con esa pregunta (ríe). Quizás el amor al prójimo y ser misericordioso con la necesidad de las personas.
La biblia dice lo siguiente: «Los que tapan sus oídos al clamor del pobre tampoco recibirán ayuda cuando pasen necesidad.»
Proverbios 21:13

Lorena Balbuena: Trabajando su sueño

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De Lorena Balbuena me inspira su esfuerzo y dedicación para perseguir un sueño y lanzarse con todo por lo que quiere.

Conocí a Lore hace ya varios años. Por entonces ella era compañera de trabajo del que luego sería mi esposo. Fue cómplice y confidente durante el tiempo que tuvimos que estar separados y estuvo cerca para escuchar y aliviar muchas veces la angustia en los momentos difíciles. Tiempo después de conocerla me enteré de que leía las cartas. Debo confesar que pensé que era un hobby interesante y me sentía curiosa pero bastante escéptica. Lo hacía luego del horario de oficina y los fines de semana. Con el pretexto de juntarnos, dos peruanas en Buenos Aires extrañando la buena mesa de nuestra tierra, sellamos la amistad que seguramente nos acompañará a pesar del tiempo y la distancia; y además, me demostró que lo que hacía no era un juego.

Un par de años luego de conocerla, la empresa en la que trabajaba decidió (de la peor y más vil manera) decirle adiós. Viviendo sola y con cuentas por pagar, Lore tomó el temor que le producía tener que empezar de nuevo y una vez más, se subió las mangas y se puso a trabajar. Esta vez decidió que haría lo que le apasionaba desde muy chica, y armada de sus mazos de tarot y una intuición formidable empezó a hacerse de una cada vez más nutrida clientela, hasta ganar su preciada independencia económica.

Se inició en temas esotéricos cuando tenía solamente 9 años, cuando encontró un libro de tarot en la casa de su familia y unas cartas españolas que su tía abuela le había dado escritas a su mamá. Estas tenían en la parte de arriba los significados, y como jugando, empezó a memorizar las cartas. Lore dice que su línea materna está llena de brujas, de mujeres mágicas, fuertes e intuitivas de las que ha aprendido y heredado su capacidad de percibir lo que otros no pueden. Cuando se mudó, conoció otras personas que leían las cartas y empezaron a practicar. Se dio cuenta de que acertaba cada vez más y ya no sólo con las predicciones del fútbol que asombraban a su papá. Al principio era un hobby, pero con el tiempo se corrió la voz y empezaron a preguntarle cuánto cobraba por leer. Allí creo yo, sembró la semilla de lo que luego sería su trabajo soñado. A los 13 años la mamá de una de sus amigas la llamó para que leyera las cartas en una fiesta de Halloween; sus papás estaban preocupados porque no sabían dónde estaba y ella, feliz, volvió a casa con los bolsillos llenos y una gran sonrisa. Allí empezaron sus ganas de hacerlo de manera más profesional. Luego, cuando vivió en Paraguay le dedicó más tiempo y empezó a ganar un poco de dinero.

La muerte de un amigo muy cercano a su corazón hizo que dejara las cartas temporalmente, pues en una lectura había visto su muerte y eso la asustó. Decidió que no leería más hasta que un día, en un sueño, le dijeron que empezara de nuevo. Comenzó de a pocos al salir de la oficina. A los 26 años decidió estudiar más del tema y encontró un curso de Astrología en Buenos Aires. Lore armó las maletas y alzó vuelo, sola por primera vez. Luego de unos años, pasó lo que les contaba, perdió ese aburrido trabajo administrativo y puso toda su energía y sus ganas en sus amadas cartas. La fila de sus clientes fue haciéndose más larga y con ella llegaron propuestas interesantes, como trabajar en una radio y entrevistas, como la del Canal 7 (canal nacional del Perú)

 

Si hay algo que Lore disfruta es el viajar. Cada vez que tiene oportunidad, viaja a lugares que considera llenos de paz y de una energía maravillosa. Eso la ha llevado a visitar dos maravillas del mundo muchas veces: las magníficas cataratas de Iguazú y la mágica ciudad del Cusco y su Valle Sagrado de los Incas. En lugares como esos encuentra una serenidad que siente transmite a sus cartas, y es esa paz y esa energía la que luego le sirve para encarar las temporadas en las que tiene muchísimo trabajo… Después de todo, ella escucha con paciencia y seriedad las penas y temores de cientos de personas que acuden a ella buscando respuestas, y eso agota. Lleva sus cartas siempre consigo y con ella llegaron hasta el legendario Japón, donde visitó templos y lugares sagrados que la recargaron de energía y amor.

Al preguntarle sobre cómo lidia con la gente que exige una respuesta del tipo ¿cuándo pasará esto o aquello? ¿por qué no sucede tal o cuál? ella es categórica: Los tiempos de sus cartas no son exactos, no marcan días ni horas, pero sí sucesos y circunstancias (como cuando predijeron el embarazo de una de sus clientas que decía que era imposible, y que hoy tiene un pequeño de 3 años). Además, ella está convencida de que lo que dicen sus cartas no es definitivo, ella cree firmemente en que cada quien es dueño de su destino y puede cambiarlo.

Lore aprovecha la tecnología y lee online. Aunque sus principales y más fieles clientes son los de Perú, la virtualidad le ha permitido leer a clientes en Suiza, Japón, España, Ecuador, EEUU, México, Chile y en Argentina. Ella no hace publicidad y es muy discreta, cree en la confidencialidad de quienes confían en ella y tiene una ética laboral impresionante. Es muy exigente con su propio trabajo y busca perfeccionarse cada vez más, incursionando en campos como grafología, quiromancia (que aprendió de su mamá, una fantástica persona), las runas, las constelaciones (en lo quiere profundizar), reiki y seguramente seguirá desarrollando su propia magia, esa que la hace brillar como a pocos. Para ella, la mayor brujería es la envidia, y por eso es muy reservada con sus planes y sueños.

 

Hoy además de sus lecturas y constantes estudios, reparte su tiempo entre viajes y talleres que dicta a otros que quieren desarrollar su intuición, pues cree que todos tenemos esa capacidad dentro.

Al preguntarle qué recomendaría a quien lea esto, con calma contesta «que confíe en su voz interior».

Hay quienes pueden pensar que lo que hace no es más que un truco, una sugestión, una locura. Pero creas o no en su trabajo, es innegable su capacidad para escuchar, para aconsejar, para transmitir una calma peculiar, su constante búsqueda por formarse más y mejor, por perfeccionarse en lo que hace y sobre todo por su pasión por seguir el sueño que la hace feliz. Y eso, para mi, es inspirador.

Las tres infaltables:

¿Cuál fue tu juego o juguete preferido en la infancia?

Un juego: me divertía adivinarles los signos a las personas y preguntarles cuáles eran (NUNCA FALLABA) y un juguete, me encantaban las Barbies porque podía controlar las historias que quería para ellas.

¿Quién o qué te inspira?

Me inspira la gente que sale de su zona de confort, los que se atreven a dejarlo todo por sus sueños, sin ataduras sin remordimientos. Amo la gente con fuerza de voluntad y que su prioridad sea uno mismo, admiro a mis padres que a los 6 meses de conocerse se casaron y hoy llevan 41 años de casados, ellos me hacen creer en el AMOR.

¿Qué desearías inspirar en / a los demás?

Me encantaría que todos pudieran trabajar de lo que les gusta y lograr su independencia económica.